martes, 30 de octubre de 2007

LO QUE QUIERO DECIR

Hicieron una pregunta que temo y que no me gusta escuchar ¿qué has querido decir? quise decir que alguien se partió el pie porque se cayó de la acera, y el lector contestó: “ya...”

A veces, por la noche, vuelvo a leer lo que he escrito, y me hago esa pregunta, y pienso que quizá los escritores de verdad también detestan que les pregunten qué han querido decir, y eso es una manera de odiar a ese tipo de lectores –que quizá ni siquiera sean sus lectores-, porque si hubieran querido decir algo más, lo hubieran dicho, y si dicen algo después, es que no están muy contentos con su texto, y tener que reconocérselo a alguien es desagradable, porque entonces, el lector preguntón pone esa cara de inquisidor, y contesta “ya...” y el silencio que acompaña a ese “ya...” es vertiginoso, y parece que solo se pudiera romper pidiendo disculpas por el vano intento de expresarse.

A veces, cuando lo releo, intento averiguar qué he querido decir, y lo veo claro, o lo veo como una adivinanza, porque no siempre se ven claras las ideas, no siempre tengo una sola opinión; sucede, con mucha frecuencia, que no tengo ninguna, ni antes ni después de escribir el texto. Por eso, si alguien me pregunta qué he querido decir, lo que hago es repetir una frase que ya he dicho, y si cuela, cuela.

Entonces le contesté:
se ha caído
y se ha roto el pie.

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