lunes, 15 de octubre de 2007

NEGRO SOBRE BLANCO, UNA NOTA

Vengo de pasar tres días en Hell´s Gate, mano a mano con Carmen. Teníamos la morbosa esperanza de encontrar algún secreto entre las hojas de las novelas que ojeó Kate, pero, como saben, la realidad ni pone ni quita. ¡Cuántas veces habrán deseado los isleños encontrar un tesoro bajo su casa! Conozco a más de cinco que socavaron el jardín sólo porque habían soñado, imaginado o “visto” un cofre herrumbroso repleto de doblones y tiaras, digno de Long John Silver o de Carmen Polo de Franco.

La realidad, digo, huele más a pollo quemado que a esmeraldas; no deja cartas en los libros pero, si lo hace, sigue siendo realidad. Hasta lo más irreal, lo ilógico o lo imposible gana a veces el galardón de lo verdadero: un día, por casualidad, un perro encontrará, debajo de sus huesos, un collar de perlas, y el amo que lo vea colgando de sus dientes, pensará que no puede ser cierto. Sin embargo, alguien (¿dios?), le habrá puesto su certificado, y lo habrá despachado para que lo gestionen los conductos habituales, vista, olfato etc.

Será tan real como que podemos imaginarlo.

Lo curioso es que, ayer, cuando revolvía unas revistas que quería para la vuelta, Carmen encontró la segunda nota de Kate, como si nuestro deseo la hubiese escrito y colocado allí. Fue divertido pensar que teníamos ese don, pero por nada del mundo me gustaría que eso ocurriera de verdad. Honestamente: prefiero ser un pelele al que la suerte menea .

1 comentario:

Anónimo dijo...

para ser un pelele hay que dejarse pelelear y tú, querido,
eres el ser menos peleleable (quitando a la campos) que conozco..
jeje
sila