viernes, 31 de agosto de 2007

NO HAY QUINTO MALO, CHURANDY

Qué jodida es la vida que la misma cosa puede ser todo un éxito y una pequeña decepción sólo por la forma en que se produce. Hablo de la carrera de ayer, doscientos metros lisos, y de nuestro as, Churandy Martina, de nuevo quinto, pero esta vez... Esta vez sólo quinto.

Y todo porque hubo unos metros ¿cuántos fueron? ¿diez? En los que Churandy se agarró a la cuerda que estaban tensando dos estadounidenses, el tercero y el cuarto. Un par de segundos en los que imaginamos nuestra bandera izada, pero cedió, y veinte metros más allá los americanos se estaban abrazando como de costumbre, y Churandy miraba a la cámara diciendo: “Sí, sólo quinto pero es que estos machacas corren que se las pelan”

El mismo resultado que el domingo, pollos asados y palmaditas, sin embargo, ayer las risas sonaban tristes, aunque no hubiera motivos, sólo sensaciones.

jueves, 30 de agosto de 2007

COSAS DE REYES

Es un problema relativo el que me hayan llamado la atención, pero ha servido para completar un verano que comenzó con una intoxicación y que termina con el posible asesinato del poeta. El perro flaco recoge pulgas, como dicen aquí.

Nada menos que un secretario de la casa real holandesa me piden que me retracte de lo que escribí en esta misma página sobre las monarquías europeas, en concreto la española, y yo lo he hecho sin saber cuál de mis opiniones ha podido molestar a nuestra ejemplar monarca, por que soy un súbdito leal.

No obstante, he recordado a los miembros de la casa real que considero que mi origen español me legitima para expresar mi opinión acerca de su majestad Juan Carlos I y que ésta fue tan discreta que no puede siquiera llamársele crítica. Estoy seguro de que si hubiera dicho lo mismo de nuestra reina Beatriz ella no se hubiera ofendido en ningún caso, y de que nadie me hubiera llamado al orden. Me entristece ver que hasta las mejores personas se dejan guiar por los dictados del corporativismo más atávico.

miércoles, 29 de agosto de 2007

DESAPARECIDO

Hay algo que me inquieta y creo que es mejor que se lo cuente. Mi amigo Dillión, de quien les he hablado alguna vez, lleva diez días desaparecido. Si se ha ido por su propia voluntad o está muerto y enterrado en un pozo, eso es algo que no sabemos ni nosotros ni la policía de la isla. El superintendente no quiere líos, ayer me lo dejo muy claro. Ha mandado unos faxes a Venezuela y a Curaçao como quien planta un hueso de mango y se sienta a esperar a que crezca.

El hecho es que Dillión y su mujer invitaron a Kate, la joven holandesa que veranea en mi casa, a pasar unos días en la isla de San Bart, cerca de Saba.

Sólo volvieron las mujeres, hace tres o cuatro días. Ambas llorosas, Kate asustadísima. Apenas he sacado nada en claro, está avergonzada por algo y se muestra incapaz de hablar con nosotros.

Como no quiero convertir esta web en una portería, les daré información únicamente cuando yo reciba alguna y les ahorraré mis elucubraciones por más que suponga que no están desencaminadas.

Hasta aquí me llegan sus palabras de apoyo. Trataré de transmitírselas a Mayte, la novia de Dillión, si se deja. Desde que volvió no ha querido vernos.

martes, 28 de agosto de 2007

UMBRAL Y LOS JAMONES DE LA REGENTA

Me manda un correo electrónico un amigo de España: se están yendo todos. No exageremos le digo, se ha muerto Umbral, pero ya llevaba muerto cuatro o cinco años, le contesto. Eso es hacer frases, dice él, sólo se muere una vez.

¿Y eso no es hacer frases?

...Y también se ha muerto Emma Penella.

Coño ¿la Regenta?

Aunque suene raro, sí.

A Umbral le gustaba Clarín, creo que escribió un libro con un título cursi, algo sobre unos botines muy simbólicos.

Lo que es simbólico es meter a Emma Penella en el traje de Ana Ozores.

Cuestión de canon. ¡Menudos jamones tenía la pava!

Se nos van los setenta, Cohaagen. La próxima Regenta que muera lo hará de anorexia.

¡Qué burro eres!

Era un homenaje a Umbral, hombre, no te pongas así...

lunes, 27 de agosto de 2007

EL ORGULLO DE LAS ANTILLAS

Churandy Martina, todo un campeón

Nuestro ídolo nacional, Churandy Martina, quedó quinto en la final de los cien metros del campeonato del mundo. Fue el que peor salió de los ocho participantes. Parecía que iba a quedar último, pero en los últimos treinta metros corrió como un rodillo por la mesa de un repostero.

Si no fuera por esa salida... –se lamentaban todos los viejos que estaban en el bar que, no obstante, aplaudían y se daban palmadas en la espalda como todos- ¡el quinto del mundo! Brindamos con champán y alguien trajo unos pollos que devoramos como si hubiéramos competido en Osaka.

Durante los diez segundos de la carrera y las horas de festejo posteriores logré olvidar que este ha sido uno de los peores veranos de mi vida. Ya les contaré por qué; hoy Martina merece toda la atención.

viernes, 10 de agosto de 2007

ES UN HASTA LUEGO

Será difícil encontrar un momento para escribirles. No me hago ilusiones. Cuando vuelva, ustedes ya no estarán ahí para mirarme, tendré que pescar a otros.

Espero que alguien diga, o que piense, fue bonito, Cohaagen, temimos que muriera y nos gustó su descripción de esa pequeña isla. Pero si no es así, si nadie dice nada, seguiré pensando que esto vale la pena; como dicen mis amigos, este blog ha dicho algo de Saba que llevaba demasiado tiempo oculto.

Adiós amigos, hasta el 27 de Agosto.

jueves, 9 de agosto de 2007

HOY ES IMPOSIBLE

Veo tres barcas, una azul, una blanca y una roja, pero no están dispuestas en ese orden. Formarían la bandera rusa si desapareciera el mar y el espacio que las separa.

La bahía está en calma, los vendedores han empezado a colocar su mercancía en los puestos de madera. Dentro de tres horas subirá el manisero y dejará, en la mesa de mi secretaria, una bolsa de garrapiñadas.

No siempre es fácil dejar la vida desnuda, sin poesía. Menos las palabras, menos los hombres, lo demás demuestra que la vida es preciosa.

Tres barcas pueden romper la coraza como las gaviotas desmenuzan las cáscaras que hay en el paseo.

Hoy es imposible dejar lo bello de lado.

Me iré a la playa. Allí esperaré las vacaciones, allí me espera ella.

miércoles, 8 de agosto de 2007

ELOGIO DE LA BIRRA

Una jarra de cerveza va bien para la cabeza



En el bar del hotel unos poetas discutían si el mejor adjetivo para la cerveza es “fría” o “fresca”. Uno dijo que el mejor acompañante eran los patacones, plátano macho frito, y un tercero (o un cuarto) dijo que lo mejor para la cerveza era la compañía de una mujer o, en su defecto, de un amigo, y eso fue antes de que le abuchearan y le llamaran cursi.

Después me pidieron que interviniera: "la cerveza –proclamé- se disfruta siempre que no sea caldo (fresca o fría da lo mismo), es enemiga del ayuno aunque sea, entre los alcoholes, el más alimenticio. Quizá sepa mejor compartida pero no me negarán que es buena compañera por sí sola, en bock, tercio, jarra, litro o barril, al gusto del pirata o de esa tabernera que cierra los ojos cuando le recuerdan cuánta bebió en la última farra.


¡Vieja llena panzas, gaseosa compañera! Siempre será plebeya, siempre estará al alcance del brazo que se sostenga.

lunes, 6 de agosto de 2007

DE PASEO CON KATE

La página en blanco y el cuerpo molido caminaban ayer a esta hora por el cañaveral, azúcar, tabaco y café. Acompañaba a mi huésped, la chica holandesa, la página en blanco. No le gusta el café, ni el tabaco, tampoco el ron, no abusa del azúcar ni de la salsa. Yo con mi cuerpo molido sólo pude justificarme, “a eso nos dedicamos aquí”.
No era necesario porque Kate no juzga; ni bebe ron ni nos juzga.

Cuando la vida es tan hermosa como ella la siente, los aditivos, las adicciones, no tienen relevancia ni poder. Yo la imagino como un sentimiento de felicidad sin mistificar, tan completa como la que alguna vez creí sentir con la mente turbia y los ojos naufragando en el humo. Para ella será mejor, será la apabullante pulcritud de la página en blanco, será el futuro.


viernes, 3 de agosto de 2007

CUANDO ME PONGO SOMBRERO

Con la piel de cactus, en mi rancho, sudando púas, las vacas chaparras, no piensen en moles colmadas de leche, son como pequeñas mulas, tienen el cuerpo marcado por aguijones y mordiscos, pobres canijas, hace tanto calor que cada semana se me muere una.

Pastan en la puerta del infierno una hierba pobre, pastan polvo; cojo la cabeza de la que se muere y el aparcero se quita la gorra como si el muerto fuese yo. Un personaje curioso, lleva diez años sin ver el mar. Debe odiar a las vacas. No señor Vilos, son como hijas, me dice. Pero le veo sonreír cuando un tábano como un pulgar las recorta un palmo de cuero.

jueves, 2 de agosto de 2007

NO PODRÁN PERDONARTE QUE SEAS ALTO

El viejo truhán, Juabina

Hay un músico en España al que detesté durante años. No soportaba sus gracietas cuando era un barbudo, ni después, cuando se subió en el carro del pelotazo. Lo lamentable del tema es que, en mi país de origen, si no te gustaba Sabina eras un facha o estabas muy cerca de serlo y el de facha era un grave insulto.

Afortunadamente, ni siquiera en España los absolutos se mantienen cien años. Sabina trascendió el mercado progre (por lo visto se codea con la realeza) y los progres superaron a Sabina, aunque hay que decir que todavía no ha aparecido un sustituto que alcance su nivel.

Porque Sabina, guste o no, es el único músico vivo de su generación; vivo en las listas de ventas y vivo para la juventud que ha enterrado hace tiempo y por este orden a Mike Rios, Victor Manuel, Ana Belén y Serrat. Los chascarrillos de Juabina siguen emocionando a adolescentes de todas las edades. Es preciso reconocer que consiguió trasladar a sus canciones una imaginería costumbrista que forma parte de la memoria sentimental de los españoles.

Hoy no me quedan fuerzas para detestar a Sabina. Pongamos que añoro los tiempos en los que España se dividía en “progres” y “fachas”. Me cuentan que la división perdura, pero que aquellos términos se han quedado obsoletos. Del viento de mayo del 68 sólo queda una ligera brisa, de sus bardos sólo sobrevive Sabina.

miércoles, 1 de agosto de 2007

IT´S THE SAME OLD SONG


Cada día componía una canción sin melodía. Era su vieja canción, la que paseaba por las cinco cuerdas de su guitarra, cinco por que no encontró repuesto para la sexta. Era un viejo bluesman que no sabía una palabra de blues. Pero sus alpargatas estaban roídas, su perro estaba exhausto y sus lamentos sonaban tan hondos que en la bahía solía encontrar a quien comprara su canción.

No pasaba mucho tiempo sin que un turista torpe o alcoholizado, o las dos cosas, le gritara: ¡por qué no aprendes a tocar la maldita guitarra! Y él se enfadaba tanto que hasta lloraba de rabia.

Cuando murió llevaron la guitarra de cinco cuerdas al museo de la isla, pero al perro lo tuvieron que sacrificar. Como se suele decir, tenía muy malas pulgas.