miércoles, 26 de diciembre de 2007

BOXING DAY

El que sabe de Saba de verdad, es el padre de uno de los vendedores de cacahuetes del puerto. Ese hombre tiene cien años, por lo menos. Cuenta historias de cuando se usaban quinqués y sólo se comía pescado frito. Me acuerdo, y trato de deleitarme, de los hermosos ejemplares de besugo y de lubina que nos hemos comido en Madrid, y recuerdo que cuando comía esos trozos jugosos, me acordaba de ese señor –debería decir venerable por que se llama así a otros con menos méritos. En los tiempos en los que él no era viejo no existía ninguna clase de turistas; el padre de Hassell tenía visitantes, eso era todo. Vivía cuando The Road no era más que una pista forestal. Ha visto pasar cuatro huracanes de los gordos.

No sabía si hablarles de él, pero me he decidido porque hoy es Boxing Day y hace unos años me contó una historia muy buena acerca del origen de esta fiesta en Saba, (en otros países ya se celebraba). Como sabrán, el término se refiere a las sobras que quedan de los días de fiesta. Las familias burguesas de Saba también adquirieron la costumbre de dejar a los pobres los restos de navidad dentro de cajas de madera; lo hacían con la condición de que no hubiera nadie esperándolos a la puerta ya que otros años sus sirvientes, sospechosos de favorecer a estos o a aquellos, habían vuelto con el ojo morado o un brazo roto. Los jefes de las familias acordaron pegarse mientras esperaban en una esquina, de forma que los que ganaban el combate eran los que elegían las mejores sobras. Con el tiempo, y con la llegada del orden deportivo, se convirtieron en veladas al gusto europeo, solo que aquí se celebran en pajares y se terminan cuando uno de los dos está inconsciente.

En mis tiempos de borrachín acompañé a amigos que perdieron la mitad de su hacienda en las timbas que se organizan después. He asistido muchas veces, aunque he jugado poco y ganado menos. Durante un tiempo, el padre del manisero, se encargaba de repartir las sillas; luego pasó a vender los cacahuetes y, tiempo después, montó un bar en la esquina norte del pajar. No tengo conciencia ni del ochenta por ciento de las historias que me contó ni de lo que sucedía en las mesas; sí de que hubo veces que tuvimos que salir corriendo –algunas veces, en ese periodo, me vomitaba la camisa- porque alguien tiraba de cuchillo y dejaba a uno o a dos pegados a las tablas.

Esta noche me quedaré en casa. No creo que ponga el canal del combate, lo más seguro es que veamos un episodio de “A las once en casa”. Me comeré el resto del pollo relleno con piñones y es posible que me tome una cerveza. Una y a la cama.

lunes, 24 de diciembre de 2007

PROPALAR EL SILENCIO

Hay un instante, antes de la página en blanco, que lo paso pensando qué es lo que tengo que contar. Un texto vive gracias a los otros (aunque sea gracias a su desinterés); un no texto, el documento1, solo significa algo para el que lo trabaja, en este caso Vilos. Si le da a suprimir, si se va del despacho sin guardar los cambios, la reflexión que espera el lector dará paso a un catálogo de vagas suposiciones: está muy ocupado, está de viaje, está deprimido, debe haber ido con Carmen al supermercado, tiene trabajo atrasado, ya no le gusta tener un blog etc. En este constante intercambio, el blog estancado puede ser tan elocuente como cien líneas sabrosas; solo hace falta un golpe de vista para descubrir que el jacho flaquea. El silencio sugiere que alguien vive detrás, el texto no suele conseguirlo.

Carmen, que es mejor lectora que yo, rara vez me pregunta por lo que he colgado aquí. Sé que visita la página cuando me dice: “Llevas unos cuantos días sin escribir, ¿qué te pasa?” Por ella estoy haciendo este post. ¿Cómo son los textos de aquél que no encuentra nada que decir? Mi ambición es lograr que sustituyan al silencio sin tocarlo. Lo que haga con esta página en blanco, con las cien, doscientas o mil que me quedan por llenar, debería respetar al menos la belleza de ese silencio, la serenidad que aprecio (espero no ser el único), cuando me sumerjo en la incomunicación.

Cuando me siento en la playa, más que pensamientos, hallo una comprensión que no tardo en perder a fuerza de diálogos; que no consigo plasmar en las cien líneas que lleno de sabrosas palabras. Mi propósito para el año que entra es trasladar esa delicada comprensión a la próxima página en blanco.

¿Alguien cree que lo vaya a lograr?

martes, 18 de diciembre de 2007

AYER POR LA TARDE

Por más que haga memoria, no sé. ¿Recuerdo las noches de boxeo? Tal vez. Cuando pasé la diálisis muchas cosas quedaron atrás, rostros, frases, nombres… ¿Mia Farrow? Es el nombre de una actriz ¿verdad? Si después de tantos años quien sea (quien seas) no se atreve o no quiere dar su nombre, ¿cómo pretende que le recuerde?

En efecto, el 26 hay boxeo. Como todos los años. Lo ha podido leer en Internet. ¿Es una broma? Bien, no perdamos el tiempo. Ya digo que muchos nombres se quedaron en los charcos; que los rostros del ayer hoy los veo deformados por el culo de un vaso. ¿Mia Farrow? No caigo, ¿es algún tipo de broma? Dejémoslo ahí.

Ya hemos aterrizado, después de un mes -mes y medio.

Ayer estuvimos por la tarde en la playa, solos Carmen y yo. Ella me decía, qué ridículos se han vuelto los españoles. Yo le dije, aún no han interiorizado lo que vale un euro (creo que se lo he oído a un ministro).

Ya, qué cambio. Qué ridículos (¿te fijaste qué coches se veían por el centro de Madrid, Vilos?). La abundancia es hortera.

¿De verdad que no quieres que volvamos, Carmen?

Miró al frente, adonde se supone que queda Phillipsburg. El sol caía como una moneda naranja que se colara por la ranura equivocada del cosmos. Cientos de pulgas brincaban a un metro de la orilla. Me respondió con otra pregunta.

¿Cómo estará Circe?

Y los dos callamos otros cinco minutos, hasta que la brisa erizó mis brazos (ella los llevaba tapados).

Escucha, cariño: ¿alguna vez te he hablado de boxeo?

sábado, 15 de diciembre de 2007

QUIERE A SU FAMILIA

Mi sobrino ha tenido un éxito inesperado. No creo que sigan su blog, pero tal vez hayan visto una entrada que trata de un amigo suyo que se cayó a un río en Noruega. Un caso peligroso, el chico podía haber muerto. El asunto es que han metido su reflexión en uno de esos rankings de páginas web y ha tenido más de doscientas visitas. Yo, que, aunque parezca que no, me entero de que hay blogs que siguen mucha gente y otros, como los nuestros, que son algo así como un jardín japonés después de que un macarra lo destroce con su coche; digo que hasta yo sé que doscientas en un solo día son muchas.

Es un chico especial. Esto tan pronto le anima como le deja siete días flojo, delante del ordenador, pensando que no hay nada que valga la pena decir. En el Skype, le he preguntado si eso le iba a animar a colgar entradas más de seguido (creo que su blog no llega a los veinte posts), y se ha reído: "ni que el número tuviera algo que ver" ha dicho.

Allí en Madrid le he notado más cariñoso que otras veces. Le hemos invitado a regresar a Saba con nosotros, pero ha contestado que si el trabajo… el de su chica… qué sé yo… A cada uno el Caribe le llega en el punto en que le tiene que llegar. No hemos insistido.

Cuando se olvide de esta anécdota de los doscientos visitantes, y de habernos tenido allí estos quince días, Pablo seguirá creciendo a tirones. Es posible que sólo le vea una o dos veces más, antes de que me llegue la hora. Espero que aún tenga tiempo de decirle que eso de la abulia es la herencia torpe de nuestra familia; de pedirle que no haga caso de esta genética nuestra, tan sombría.

martes, 11 de diciembre de 2007

RESPUESTA A LOS ÚLTIMOS COMENTARIOS

Me piden dos navegantes que hable de lo cotidiano de la isla, y a la vez que traiga los horarios de los barcos que viajan desde un punto hermoso del Caribe hasta otro. Sé que ha habido barcos entre Dominicana y Saba, pero no estoy muy seguro de que sigan existiendo. Este viernes volvemos. Intentaré averiguarlo; es posible que mi secretaria lo sepa.

Sobre la vida corriente creo haber hecho un buen número de entradas. Es cierto que desde que comencé este blog han pasado cosas que lo han convertido en un terreno ficcional y que, cuando me ha salpicado la grasienta espuma de lo monótono, he escapado a territorios líricos, de mi propio lirismo (no vale mucho pero es el que tengo); olvidando a las cajeras del supermercado, a los empleados de las tiendas de submarinismo, la lluvia tropical, el arroz y el pollo. Lo más probable es que no sea un buen guía. Ojalá pudiera recomendarles otro blog de Saba pero, si lo hay, no lo conozco (por otra parte, si lo hay no creo que esté escrito en castellano).

Amigos, les pido que se conformen con lo que hasta ahora he podido ofrecerles. Echo de menos Saba, y como la echo de menos, también añoro la vida cotidiana, así que es posible que a partir del viernes vuelva a desplegar (o despliegue por primera vez) material de costumbres al uso. Sobre lo de los barcos, le aconsejo que mire en la oficina de turismo de la isla. Si esta modesta compilación de textos ha servido para acrecentar sus ganas de viajar a Saba, no puede imaginarse lo halagado que me siento.

martes, 4 de diciembre de 2007

OTROS OPINAN SOBRE EL JACHO

Carmen (su mujer) -Estos años, que llevo con él, me han convencido de que he sido un puerto al que ha llegado tras recorrer los siete mares; en cierta medida me he mimetizado tanto con Saba que pertenezco a esta isla. Hay una canción muy bonita –que a él le encanta pero le da pudor hacer otra de sus explicaciones- que es de Pablo Milanes, amo esta isla, dice. Cuando estamos románticos siempre me la canta y me mira como si efectivamente yo fuese Saba.
Lo que más me molesta de él es el ruido que hace cuando come cacahuetes.

Pablo Elorduy (su sobrino) -Tenía la idea de que mi tío era un sinvergüenza hasta que le conocí hace cinco o seis años. Cuando hablaban de él, mis padres se sonreían y usaban esas expresiones que sirven para retratar a los golfos. Me decepcionó la primera vez que le vi: esperaba una estrella de Rock, y me encontré a un anciano con la mirada vidriosa y la mirada huidiza. No sigo su blog, pero me parece bien que lo tenga.

Hassell el viejo (rival) -Lamentablemente, en el caribe nunca nos hemos logrado librar de esta clase de hipócritas ganapanes que abren la ventana cuando les pedimos que abran la puerta. Lo malo es que los nativos no ven bajo esa máscara de simpatía, malo en primer lugar porque con esa actitud le dan alas y en segundo porque, por el hecho de que haya blancos que tratan con ellos de esta forma desastrosa, algunos nativos se toman confianzas excesivas en sus tratos con la gente de orden.
Si me dieran un centavo por cada palabra bonita que dice Cohaagen, ahora sería el hombre más rico del mundo. Lo de la web es otra patochada de una larga lista.

Circe Denise (compañera de viaje) -No puedo decir sino que ha sido todo un caballero.

Primer Poeta de la Isla de Saba (Idem.) -Don Vilos no existe, es una cueva del Caribe que dispuso Salgari desde su tonel y que un incauto buscador de tesoros no alcanzará sin antes reconocer la añagaza. Qué clase de Vilos, romántico ebrio gallegazo ha vivido en que clase de Saba en qué clase de mundo, eso es un milagro óiganme. Que viva Don Vilos es una bendición y si muere lo será también, óiganme.

sábado, 1 de diciembre de 2007

EL CULEBRÓN

Alquilamos un coche cerca de la casa de mi hermano. Fuimos los tres por una carretera estupenda, de esas que solo necesitan los países avanzados. Circe con su mp4. No se separó de él desde que se me ocurrió regalárselo. El hijo de la viuda de mi hermano lo rellenó de canciones que era la primera vez que oía. Aquella tarde pensábamos que estaba cortada, fue muda todo el viaje; ahora sabemos que es su forma de ser. Llegamos la tarde antes y estuvimos dando vueltas por Hannover -cómo ha cambiado esa ciudad- la llevamos a cenar a un buen restaurante y en la vuelta al hotel parecía contenta.

Laudél estaba tan demacrado que se me saltaron las lágrimas. Arreglamos nueve o diez papeles, los firmó temblándole la mano, más por el miedo o por el significado que tenían esos papeles que por la enfermedad. Para ésta apenas tuvo unas vagas palabras de queja. Carmen entró a saludar (ella dice que se acuerda de haberlo visto en The Bottom, yo no lo recordaba) Después, Circe permaneció cuarenta y tres minutos en la sala de visitas. Salió impertérrita. A los veinte minutos ya estaba cantando canciones de los Beatles. Esa noche le contó a Carmen que su padre le había aconsejado que se quedara en Holanda y no volviera a Saba. Piensa que va a tener más oportunidades, y no nos atrevemos a llevarle la contraria. Al día siguiente llamó a su tía, luego me puse yo, luego Carmen. La tía no quiere.

Hemos llegado a un acuerdo, Circe vuelve con nosotros (Carmen leyó el último post y dice que no la comprendo, que prefiere estar en Saba: “En Madrid, dice, se vive de quince en quince minutos). Una vez en la isla, si sigue con la idea de marcharse, la ayudaremos –es posible que consigamos que reciba una pensión del ejército americano.

A parte de eso, me quedé con la sensación de que la había acompañado a ver a un oráculo triste. La sacamos de la molicie del arroz con lapas y del cuidado de sus primos para ponerla de cara a la muerte. Ya no era su padre, ya no era nada de nadie, sólo una cosita temblorosa y grave, adicta a las drogas, llena de dolor. Circe fue muy práctica y se refugió en las canciones. Por el retrovisor, a menudo la veo emocionarse cuando escucha y acompaña a media voz un tema de Céline Dion o de Tony Braxton.

jueves, 29 de noviembre de 2007

MADRID, 29 DE NOVIEMBRE

No crean que he olvidado que tuve un blog, tampoco que soy de Saba (todo se ha complicado, la chica y su padre, yo y mi familia…) Debería ir por partes y explicárselo, pero la alegría de poder hacerlo corta el flujo de ideas, de temas… Ah, ¡si tuviera cien días para explicarlo! Me hace pensar en aquellos grupos de música que graban su primer disco y no vuelven a hacer nada tan bueno: ¿Habré traicionado a mi raíz, algo habrá cambiado en mí? ¿y si vuelvo y no me agrada? Y si cuando regrese ya no me gustan sus tres mil vecinos, si me aburren los poetas del café, no creo que tenga fuerzas para soportar ese desencanto, es algo que me asusta, y sólo lo he sabido aquí, en Madrid.

Se lo consulté a mi sobrino pero apenas comprende que mi isla es algo más que un centro de recreo y submarinismo. Siendo honestos los jóvenes lo tienen difícil en este país, sin embargo el Caribe le pasa como de refilón: es como si no estuviera convencido de que exista de verdad, no sé, supongo que suele pasar con aquellos lugares que suenan míticos, nadie cree que exista Babilonia, ni Saba, y si lo creen, no piensan que los hombres –diré las personas, porque he notado que en España no está bien visto hablar de hombres para referirse a la humanidad; no piensan que las personas tengan las mismas dudas, idénticas inquietudes. Suena a burla, pero él cree que mi vida son cocos y camisas de flores y que toda la desgracia del mundo se reserva para sus conflictos laborales. Entre él y Circe, a la que cada noche resulta más difícil controlar –ya no digo pedirla que se quede en casa-, la juventud me está cansando con su egoísmo.

De fondo está el conflicto con Carmen. Yo sé que a ella le gusta mucho Saba, pero cuando ve a sus parientes, ignoro si para agradarles, repite que cuando me jubile pasaremos en España unos cuantos meses al año, y me resulta difícil convencerles de que lo que no quiero es viajar: o un sitio u otro, les digo, tratando de resumirlo. ¡Pero cómo vas a renunciar a las camisas floreadas, hombre! Me contestan.

viernes, 16 de noviembre de 2007

HOLANDA, 16 DE NOVIEMBRE

Otra vez aquí, que se me parece a mi casa, de regreso a la de Andrés, él ya no está, murió, pero quedan sus retratos, el riguroso magistrado al que sus ayudantes –más ayudantes que colegas- homenajean con frecuencia. La novena de Mahler y la bandeja de quesos que nos han dedicado con gravedad, en el pequeño salón del colegio de abogados (Circe Denise era insólita como una farola en el gran cañón) me han puesto melancólico. Ya de vuelta he pedido que me encendieran el ordenador. Aún no quiero contarles la entrevista con el padre de C.Denise.

Entre los archivos de mi hermano, que permanecen en los primeros puestos del procesador, en las carpetas del escritorio, casi siempre nombrados según el número de expediente; hay uno que en seguida atrae mi atención, el único escrito en español, una especie de ensayo, o más bien, el índice de un ensayo, fragmentado por numerosas notas al pie y comentarios que flotan en bocadillos rojos. Se titula, La Historia vista por los primogénitos. He separado un párrafo de la introducción:

“Corresponde a quien abre este libro para leerlo, determinar si considera anecdótico el enfrentamiento entre miembros de una familia por alcanzar un fin que ambos consideran su herencia. La primogenitura es el fundamento del derecho divino, ha dado pábulo a las monarquías, y ha sido utilizada por las religiones para calmar o alterar, comandar o contener, según las circunstancias de la época. Este simple aficionado pretende alumbrar, con los métodos actuales, los misteriosos motivos que separan y unen (de un modo que a menudo es peor que la separación), a los hijos primero y sucesivos de una misma rama, y cómo la entrada de las relaciones fraternales en la literatura, la religión, y en definitiva, en la cultura de los pueblos occidentales, es el síntoma el fin del periodo clásico y anticipa la enorme preocupación medieval por este tema”

Y después de leerlo, de echar un vistazo al resto del archivo (confieso que buscando mi nombre o alguna referencia a nosotros), me he echado a llorar, como un anciano lánguido que empapara las cuartillas de una última carta.

Ya ven qué tonto me pongo cuando estoy en Europa.
El lunes nos vamos a España. Circe y su Mp4 nos acompañarán.

lunes, 12 de noviembre de 2007

SIN TIEMPO PARA DESPEDIDAS

Perdonen que no escribiera el viernes. Como les dije, me tengo que ir de viaje. Estuve cerrando temas. Al final he logrado convencer a Carmen de que me acompañe. No me apetecía pasearme con la chica por el vestíbulo del hotel y que la gente murmurara. Esa es una razón, pero, al margen de eso, creo que cuando vuelva de ver a su hermano a ella le vendrá bien un abrazo, un cariño, y para eso Carmen es la mejor.

Cogemos el avión esta tarde a las seis y llegamos a Ámsterdam mañana por la mañana. De ahí hasta la base alemana en la que está ingresado hay unas dos o tres horas de viaje. Yo calculo que el jueves o el viernes estaremos de vuelta en la casa de mi hermano (su viuda nos va a acoger estos días). Si Circe no ha podido con nosotros, bajaremos a España a visitar a la familia (aunque eso aún no se lo hemos dicho a ella).

Calculo que estaremos de regreso en la isla dentro de unos quince días. No sé si podré escribir hasta entonces. En todo caso, un abrazo a todos y todas.

jueves, 8 de noviembre de 2007

VUELCOS

Otra zona inundada de Saba

Los del suburbio estaban en plena reconstrucción, Poco ladrillo, poco hormigón y mucho adobe, ocho manos aquí, cuatro escobas allá, y un reguero de agua, de algo que fue agua, burbujeando en el centro de la calle. Caminaba absorto (antesdeayer conocí la sentencia del juicio de los atentados de Madrid). Quería creer en esta especie, pero el tufo a muerte no ayudaba.

Por fin, llegué a la casa de aquella mujer.

No se alegró de verme. Miró como si se acabase de despertar; hostil. Llevaba puesta una falda vieja de Carmen y una camiseta de los Houston Rockets.

[V.C] Su hermano, Laudél... A su hermano le queda... Su hermano está muy enfermo, le queda poco tiempo de vida.

[D] Ay señor, pero yo no puedo ocuparme de eso, ¿ve usted cómo está la casa? Es una casa de gente pobre, hombre, no de señores que viajan.

[V.C] La corona holandesa estaría dispuesta a hacer un esfuerzo económico.

Se despierta. Algo me dice que ve las funciones teatrales que televisa la cadena local. Sitúa la muñeca de su mano izquierda en su frente. Con la derecha agita un cigarrito marrón igual que si fuera un abanico. Su hermano: cuánto se querían, cómo le perdieron, cuánto le echan de menos.

[D] ... sobre todo Circe Denise, pobre niña, que perdió a su mamá y ahora perderá a su papá.

Circe Denise, la conozco, la chica que vino a por las garrafas. La sensación de que es la protagonista, de que todo gira entorno a ella. Ahora el viaje, luego el jacho, como con Kate, una Kate exuberante, más simple, y (¿cómo consecuencia?) menos recatada, una adolescente que no puede viajar sola. Pobre Circe Denise, ¿ya sabrá que se marcha con un viejo, para ver cómo se muere su padre? ¿lo sabe el viejo?

[D] Déjeme eso a mí.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

SIN PRECEDENTES

Como una especie de Mussolini borracho de símbolos, se embarcó hacia su Etiopía.
Sin oír, sin ver.

¡Qué retorcida venganza, qué dolorosa fue!, ya que no se vengaron en él;
nadie le pidió cuentas, fueron otros los que pagaron los delirios de ese ridículo Aznar.

Y lo grave es que, años después, le escuece que le despacharan
–y eso me alegra, pero me aterra-
no recuerda que murieron.

Esa amnesia de bestia recalcitrante, no puede ser sino humana;
qué espantosa la mirada del culpable que quiere culpar a los otros,
qué otra cosa tiene más que rabia, esa mirada, nada.

Hablen de reconciliación por favor, repitan concordia, no remuevan.
Ya pagaron los del tren,
ya tuvieron sacrificio los iraquíes asesinados.
Que quede el consuelo de que aquélla postergó otras matanzas.

En cuanto al delirante, júzguenle, no es imposible.
Que no se pudiera juzgar a sus antecesores no sienta precedente.

martes, 6 de noviembre de 2007

INCONMOVIBLE

¿Que matamos a un burro? a nadie le interesa; aquí lo importante es que no lo he hecho yo ¿no creen? Las manos limpias y la sobremesa tranquila.

Estos últimos días me han vuelto más escéptico. Todo empezó con las garrafas de agua:

He sabido que ha aparecido el hermano de la mujer que nos las pidió –en realidad lleva en prisión unos cuantos meses- y está enfermo, gravemente enfermo, según especifica mi amigo del ministerio de defensa. He leído el email y me he quedado con la misma cara, no he sentido ninguna emoción: más pena me dio el burro. Total, que esta tarde me personaré en Teloria (¿no les parece algo tonto, eso de personarse?) y hablaré con la de los cincuenta litros, es mi trabajo.

Quizá responda lo que dijo entonces, bicho malo nunca muere, pero trataré de convencerla de que no siempre se cumplen los refranes, de hecho, ése no se cumple nunca (y cuando esté hablando con ella, pensaré en la dulce jeta de mi burrito, mientras le sostenía el morro con mi mano de verdugo). Pondrá cien inconvenientes y al final dirá que no, y su hermano morirá, dentro de dos o tres meses, solo en su celda.

Pero bueno, no podemos mortificarnos, que si no esto no hay quien lo soporte. Si me dice que no se mueve –y qué se apuestan a que lo hará- no insistiré, ya lo verán.

lunes, 5 de noviembre de 2007

UN TERRÓN Y UN DISPARO



El fin de semana, estuvimos en Hell´s gate. Recorrí con el aparcero la finca. Llevaba puesto un gesto de amo severo, que le asustó lo suficiente como para no ocultarme las peores noticias. Nada fue tan malo como ver al burro, tirado indiferente en el henal, la mano partida. “Irrecuperable”, sentenció, pero yo, callado, me arrodillé para darle un terrón, y el otro cogió la gorra con las dos manos, como si fuese un pariente, y ya no dijo nada.

Aprovechamos el sol de mediodía para comer en el porche. Carmen descongeló carne y el aparcero la asó en la barbacoa. Quería hacerse perdonar. Sonreía y hablaba de la mala suerte de los vecinos como habla él, que no hay quien le entienda. Estuvo atento y se marchó antes de que acabáramos. Carmen se puso a leer aquella novela de Austen en la que Kate dejó su carta. Yo también leí, una de detectives, de muchos guisos y bajos fondos.

A las siete de la tarde, cuando ya empezaba a atardecer, el aparcero le dio otro terrón al pollino. Lo hizo sin gracia, cumpliendo otra orden extravagante de su amo. El burro no pudo ni siquiera saborear el azúcar: un disparo y el terrón malgastado.

viernes, 2 de noviembre de 2007

BUENAS NOTICIAS



Algunos ya conocen, siquiera de oídas, a mi sobrino Pablo, un chaval madrileño, sano y deportista, con el que colaboro de vez en cuando, y a quien aprecio bastante, a pesar de la distancia que nos separa. Pues bien, hoy me ha comunicado por email, que ha abierto un blog, y no he tardado en darle mi enhorabuena. Me congratula que lo haga porque últimamente le veía decaído, algo renegón; y crear uno de estos diarios suele ser un síntoma de optimismo.

Nunca me han pasado un meme de esos que preguntan qué hay que hacer cuando se tiene un blog, así que mis consejos no están homologados. Sin embargo, no me resisto a pedirle que intente siempre escribir con corrección. Ya sabemos que los jóvenes piensan que las reglas son aburridas, no las comprenden, creen que una buena idea suple los defectos y que estos son síntomas del ímpetu, de la espontaneidad. A lo mejor están en lo cierto pero a mí, como lector, me emociona leer algo cuyo fondo ha encontrado la expresión correcta, y la expresión idónea (hace poco lo leí en alguna parte) es aquella en la que el significado o la función de cada palabra pierde importancia con relación al conjunto de la frase.

Comprenderán que no quiero agobiarle con preceptos. En todo caso, dejaré que se explaye antes de darle mi opinión: tan fatuo es condenar a alguien por una semana de textos como alabarlo por lo mismo. De momento les dejo el enlace:

http:// pablo-elorduy.blogspot.com

Ha titulado el blog “Amanecer provisional”. No comprendo lo que quiere decir, pero ya saben, será el título de una canción o algo por el estilo.

miércoles, 31 de octubre de 2007

DISCULPEN EL PESIMISMO

En este infame tránsito de lágrimas celestes y cuchillos resplandecientes, encuentro pocos motivos para el optimismo y la sonrisa. Llevo, ¿cuánto? ¿dos semanas? encerrado en casa, sin pisar la playa, recortando los paseos; evito a los vecinos y ellos tampoco saludan; la cosecha de melocotones de Hell´s Gate se ha ido a la mierda, uno de los burros se partió la mano en el tremedal (oiga, ya sé que la tormenta podría ser peor, ¿alguien se cree que eso es un consuelo?), veo las gotas marrones de lodo y a ratos una veta de sol que las atraviesa, tangente burla que refleja el charco de mi porche; después arrecia la recia agua que golpea el viento de huracán, y se vuelan los paraguas, y se hinchan los chubasqueros, y yo metido en casa, me cago en todo eso, y créanme que es grave porque yo soy comedido, una lluvia de una semana no me vence, pero quince días aquí son demasiados para creer en el caribe, son demasiados.

Carmen dice que estoy triste, y no sé si regalarle una pipa, o mandarla a que vaya a buscar a Mycroft Holmes para que le diga cómo me puedo curar (si es que tienen tiempo), y dice que cuando estoy triste me pongo sarcástico, ella dice insoportable, y dice (dice dice) que me tengo que tomar unas vacaciones, y probablemente eso es lo que haré mañana.

martes, 30 de octubre de 2007

LO QUE QUIERO DECIR

Hicieron una pregunta que temo y que no me gusta escuchar ¿qué has querido decir? quise decir que alguien se partió el pie porque se cayó de la acera, y el lector contestó: “ya...”

A veces, por la noche, vuelvo a leer lo que he escrito, y me hago esa pregunta, y pienso que quizá los escritores de verdad también detestan que les pregunten qué han querido decir, y eso es una manera de odiar a ese tipo de lectores –que quizá ni siquiera sean sus lectores-, porque si hubieran querido decir algo más, lo hubieran dicho, y si dicen algo después, es que no están muy contentos con su texto, y tener que reconocérselo a alguien es desagradable, porque entonces, el lector preguntón pone esa cara de inquisidor, y contesta “ya...” y el silencio que acompaña a ese “ya...” es vertiginoso, y parece que solo se pudiera romper pidiendo disculpas por el vano intento de expresarse.

A veces, cuando lo releo, intento averiguar qué he querido decir, y lo veo claro, o lo veo como una adivinanza, porque no siempre se ven claras las ideas, no siempre tengo una sola opinión; sucede, con mucha frecuencia, que no tengo ninguna, ni antes ni después de escribir el texto. Por eso, si alguien me pregunta qué he querido decir, lo que hago es repetir una frase que ya he dicho, y si cuela, cuela.

Entonces le contesté:
se ha caído
y se ha roto el pie.

lunes, 29 de octubre de 2007

"CUERPITO"

Aquí en Saba se dice que alguien tiene “cuerpito” cuando tiene resaca, aunque no es exactamente resaca lo que tengo ahora, porque saben que desde hace años, si bebo alcohol, soy más que prudente. No obstante hoy tengo “cuerpito” y es que el sábado trasnochamos. Estuvimos de palique toda la noche, hablamos de Bush con unos turistas americanos, hablé de España con una turista francesa, cantamos con ella canciones de Serrat, hasta que el dueño de “La taza de oro” nos dijo que, o nos callábamos o nos íbamos; saludé a la facción barbuda de los poetas y les hablé de ustedes, es decir, les hablé de este blog.

Llevaba tanto tiempo lloviendo, que el sábado, quien más quien menos, quiso olvidarlo (o festejarlo); por eso nos calzamos las katiuskas, y atravesamos el pertinaz manto de barro, bordeando charcos y baches. Me gustó que la taza estuviera tan animada. Normalmente es un sitio triste en el que se emborrachan los turistas que esperaban otra cosa del caribe; el otro día, en cambio, era un centro social, y el olor a serrín y a impermeables secándose en las estufas era especialmente agradable. Como digo, nos lo pasamos muy bien.

Ahora tengo “cuerpito” pero me ha ido mejor que a otros, que terminaron tan borrachos que al volver a casa se resbalaron (hay uno que se ha partido el pie).

viernes, 26 de octubre de 2007

PERDER ES MÁS HUMANO QUE GANAR

Leo esta mañana una frase que me deja perplejo, la debió pronunciar hace tiempo Arsenio Iglesias, cuando era el entrenador del Deportivo de La Coruña. Dijo el técnico –lo recuerda el periodista Orfeo Suárez-, que perder es más humano que ganar. Puedo imaginar al humilde gallego justificando así una derrota concreta, no muy dolorosa, o dolorosa como la vida, a la que estaba resignado.

Forman parte de mi generación los que comprendieron la historia de esa extraña forma, los que crecieron acusando al vencedor, sin transformar esa acusación en protesta porque alguien tenía que haberles vencido para que ellos se demostraran humanos, tiernos, honrados. Entendían la derrota como una absolución.

Los hay que dirán que solo estaba hablando de fútbol, y probablemente tengan razón; de tan dramática, la frase sólo se puede aplicar al deporte o a la guerra. En cualquier caso, me gusta que deja al victorioso sin la posibilidad de justificar las acciones probablemente reprobables con las que obtuvo el triunfo. Sin embargo, no creo que fuera eso lo que quería decir Arsenio, quizá él se refería a que perdieron por culpa de un despiste.

jueves, 25 de octubre de 2007

¡50 LITROS!

Vaya enfado se ha pillado mi secretaria cuando le he contado lo de los bidones. No cesaba de repetir: ¡CINCUENTA LITROS!
Según ella, todos me toman por tonto.

Dice que no es verdad que se haya acabado el agua en los supermercados, y si lo dice ella... Vamos, que en quince años no le he cazado una mentira, no ha faltado un solo día al trabajo.

Le explico –y con eso, de alguna forma, le estoy dando la razón- que lo de menos es el agua; lo que duele es que utilizaran la necesidad como cebo.

Hay pocos pobres honrados –sentencia.

Quiero decirle que no, que la necesidad es la misma, y el engaño es un acuerdo tácito entre el pobre y el rico; la forma de que las relaciones entre clases se mantengan tensas, “como tienen que estar”, le digo, rememorando el año en el que fui comunista.

Así va el mundo –contesta.

Me dan ganas de decirle ¿así, cómo?, de preguntarle qué sabe ella del mundo, si vive en una isla de mil quinientos habitantes y jamás ha salido de aquí. Pero, cuando alguien dice una frase como esa ningún otro tiene derecho de replica. Así va el mundo para ella, así va.

Hay que haber estudiado semiología para discutir con mi secretaria. A estas alturas de la partida ya es raro encontrar a alguien que utilice menos sutilezas, que despliegue una moral tan monocorde, un lenguaje tan monolítico. Habría que ser Umberto Eco para entender la amplitud de esas palabras que suenan como felicitaciones en un bautizo. Tendría que rastrear la huella arqueológica de tanta integridad para acabar descubriendo (seguramente) que su reino no es de este mundo.

miércoles, 24 de octubre de 2007

PROBLEMAS

Nos habíamos acostumbrado al dolby surround y el ruido de los truenos, por eso el golpe de los nudillos contra la puerta nos sobresaltó un poco.

A primera vista no reconocí a las mujeres empapadas que esperaban en el umbral, hasta que la mayor sonrió, y me percaté de que era la hija de la anciana de Teloria que el mes pasado me llamó a su lecho de muerte. La acompañaba su hija –o su sobrina- una belleza que seguramente no alcanza los veinte años, el cabello negro, inflado por la lluvia, los dientes bastante sanos, los pechos asimismo inflados debajo de un raído anorak azul.

Foto apropiada

Las invité a que se sentaran en el salón, les pasamos unas mantas, y Carmen les regaló ropa, para que se cambiaran y también para que se llevaran a casa.

No tardaron en explicarnos el motivo de su visita: durante la tormenta se ha terminado el agua mineral en los supermercados de la isla. Hassell asegura que llegará un barco con garrafas dentro de tres o cuatro días, pero los primeros en aprovisionarse serán los hoteles, y mientras tanto, se multiplican las intoxicaciones y el riesgo de contagios en los barrios pobres.

Nosotros tenemos seis bidones de veinte litros. Casi toda la utilizamos para beber o para cocinar. Normalmente, hubieran durado hasta Diciembre o Enero, pero cuando la almacenamos, tuvimos en cuenta que podía sobrevenir una emergencia de esta clase, así que les dimos dos bidones y el que teníamos empezado.

Las invitamos a comer y después las llevé en coche hasta el límite del barrio. Allí esperaban cuatro muchachos llenos de barro que cogieron las garrafas y que, a pesar de los chuzos, no paraban de reírse.

martes, 23 de octubre de 2007

YA ESTÁ AQUÍ EL TEDIO

Lo veo con su traje viejo, de pie, el codo apoyado en la repisa de la chimenea; es un diletante de esos que fuman en pipa. Hace años lo saqué de una obra de Conan Doyle.

[T] Ese empeño que pone usted en negarme es ridículo, señor Cohaagen. Después de tantos años, esperaba, si no una muestra de camaradería, al menos cierto reconocimiento.

Me resisto a contestarle. Concentro la mirada en la novela:

Florencia giraba alrededor, como una rueda de oro, sin que la notara

[T] Francamente, que no pueda dedicarme una hora, después de que le he dejado cuatro días para leer, me parece una descortesía atroz por su parte.

Florencia giraba

[T]¿Qué tengo que le disturba tanto? ¿en veinte años no ha podido acostumbrarse a mis visitas?

alrededor

[T] Incluso adopté el aspecto que usted me dio: epigramas, pipa, levita, hasta este ridículo deje inglés. Me he adaptado a su calendario, he respetado su felicidad conyugal, no le molesto cuando está en su oficina, ¿merezco este trato? ¿ni una mirada? ¿ni un saludo?

Florencia giraba alrededor, como una rueda de oro

[T] Oiga, ¡que sé que me está escuchando!, no finja. Compórtese como un adulto.

En efecto, muevo mis ojos desde la frase hasta la chimenea. Allí está. Sonríe satisfecho antes de evaporarse. He cerrado el libro. En la chimenea quedan unos rescoldos que en un par de horas se enfriarán, donde estaba su codo ahora se ve la vieja foto de mi hija. Si se quedara a conversar, el muy descarado... Pero no, siempre hace lo mismo, en cuanto le hago caso, se va. Ni siquiera comprueba que lo siguiente que hago es encender la tele.

lunes, 22 de octubre de 2007

TORMENTA


Llevamos cuatro días viendo llover. Hay a quien le gustan las tormentas. Están también los turistas, que amenazan con amotinarse, que dicen que descansan cuando en realidad se deprimen en el vestíbulo del hotel. En las empresas de submarinismo los empleados aprovechan para ponerle parches a los neoprenos. Tampoco salen los pescadores, ni se montan los tenderetes del paseo marítimo.

Esta semana mis recuerdos tejen una red melancólica con las puntadas invisibles que son las gotas de lluvia. Para nosotros, para nuestra memoria, hubo quien escribió antes, quien hizo que le escucháramos, a pesar de la fórmula uno, quien consiguió que pasásemos de nuestros vecinos, del agua y del tiempo. Mi agradecimiento va desordenado hacia ellos: Jane Austen, Iris Murdoch, Stendhal, Nemirovsky, Tolstoy, Dostoyevski, Sábato, Bolaño, Cervantes, Calvino, Clarín, Unamuno, Max Aub, Malraux, Graves, Montalbán, Conrad, London, Madox Ford, Bellow, Vargas Llosa, Onetti, Baroja, Ibsen, y aquellos a los que olvido aunque estén en mi maleta.

Pienso en la gente que, ni siquiera cuando llueve, contempla esa opción. Gente como el turista o el que remienda los monos de buzo, que jamás creerían que un atado de páginas puede dar tanto placer. Admito que me dan pena, como al poeta se la dan los que no leen más que novelas. Quisiera mirarles a los ojos y decirles “os estáis perdiendo algo maravilloso”, pero no todos caben bajo el mismo paraguas.

Así que dejo que sigan a la intemperie, más que nada porque sé que si les hablase, no me harían caso.

viernes, 19 de octubre de 2007

(BUENA) FE DE ERRORES

No quiero que termine la semana sin reconocer los errores que he cometido, aquellos de los que soy consciente, porque los otros van en el equipaje y será difícil que alguna vez me libre de ellos. En primer lugar, he de decir que el texto de ayer está mucho más que inspirado en la obra de Robert Graves “El Conde Belisario” publicada por Edhasa (por cierto, hay que ver cuántas erratas tienen los libros de esta editorial). No es la única omisión que he hecho en estos cinco días, tampoco indiqué que la fotografía del artículo de Zarabanda es de Javier Ortiz; acaso pertenece a algún reportaje que no he leído.

Me entristece más el hecho de que el contenido de esa misma entrada, después de los acontecimientos, se haya quedado en un capricho literario. La idea inicial fue relatar, desde un punto de vista a medio camino entre la ironía y la nostalgia –atontada nostalgia de la arcadia-, la singular vida de los gitanos de la Cañada real. Sin embargo, mi desconocimiento de la realidad de los desalojos (que afectan, sobre todo, a lo que en el relato llamo “la otra parte del poblado”) lo ha dejado cojo, insuficiente y ha acentuado el error de fondo, una clase de error que cometo con recurrente torpeza: se trata de la frívola inexactitud; de la omisión (por olvido) de aspectos fundamentales.

Sé que echarán de menos la autocrítica con respecto a mis problemas con la sintaxis, la ortografía, el vocabulario, y que muchos pensarán que no hay nada peor que este estilo. No pretendo, aunque lo parezca, humillarme, ni estoy poniendo un reclamo para captar su adeshión, sus ánimos o sus palabras de consuelo. No creo que pueda reparar lo que no tiene remedio.

Una vez oí a un entrenador de fútbol que les decía a sus jugadores: “Cometamos mil fallos, pero que no sean los del domingo pasado. Que sean nuevos, por lo menos”

jueves, 18 de octubre de 2007

ROMA -HACIA EL FINAL-

Belisario según David, el pintor de la revolución

En el siglo VI, la ciudad de Roma se quedó vacía por primera vez desde su fundación. Algunos viejos, que no quisieron o no pudieron salir, los gatos que escaparon de los pucheros, ratas y palomas hacían compañía a los soldados del conde Belisario.

El monumental escenario del asedio no motivaba a las tropas del conde. El senado, el foro... apenas había alguno que supiera lo que fueron. El sueldo llegaba -si llegaba- desde Constantinopla, Roma era poco más que Nápoles, poco menos que Ravena. Los soldados pasan de lo simbólico.

No hay nostalgia de los triunfos, ni de los esclavos, ni de los sacrificios ¿cómo va a ser eso? No hay nostalgia: las piedras no evocan nada después del saqueo de los siglos, es mejor defender a la ciudad si está muerta.

El historiador saliva ante la idea de imaginársela así, como la vio Belisario. Se pregunta si Justiniano le dejó ciego, al conde, porque había visto qué queda de un imperio cuando ya ni siquiera hay tiempo para los funerales.

miércoles, 17 de octubre de 2007

ROMA -LA SERIE-

Entre tanto estamos viendo los capítulos de la primera temporada de la serie “Roma”, producida por el canal HBO, la misma cadena que nos obsequió “Los Soprano”. Los personajes no alcanzan la profundidad de los mafiosos de Jersey, pero “Roma” vale la pena en primer lugar por su producción, luego por el trabajo de documentación y por último, aunque esto ya es opinable, por la buena calidad de sus guiones.

Catón y Metelo Escipión tras la batalla de Tapso (46 a.d.C)

Como en cualquier serie, hay unos protagonistas 'a pie de calle', unos Alcántara que de vez en cuando cruzan sus destinos con los Julio César, Marco Antonio, Bruto, Cicerón etc. Las peripecias de estos anónimos ex soldados no se hacen muy pesadas ya que nos acercan a la vida cotidiana del siglo I a.C. Interesantísima, como saben. No menos apasionante es la recreación de las intrigas de las "Gens" patricias, de sus luchas intestinas a medio camino entre el honor y la arbitrariedad, de sus villas, sus esclavos, su senado, sus lujos.

Desalambrar la historia es un proceso de años, durante el que el aficionado tiene que procurarse todo tipo de herramientas. Una serie de televisión no puede alcanzar el grado de “alta cultura” que buscan los más eruditos. Hay quien dirá que es un pastiche, habrá otros que opinen que está hecha para legitimar, de forma sibilina, el dominio imperial de Estados Unidos, una mayoría encontrará aburridos los continuos fracasos de las últimas conjuras republicanas; pero como yo no soy erudito, ni creo que la serie quiera legitimar el imperio (más que nada porque no hace falta, de tan asentado que está), ni pienso que sean aburridos los esfuerzos de Catón el joven, la recomiendo, la aplaudo, la vivo. Y como este blog no lo lee ni Júpiter Capitolino, aquí lo escribo, porque es lo más parecido que tengo a un altar de dioses penates. Y espero que mi oración les llegue y para eso les ofrezco la entrada de hoy.

martes, 16 de octubre de 2007

SUPERTEST

Le di cien vueltas a la nota, la leí al derecho y al revés. Pensaba que encontraría un sentido oculto, pero me tuve que conformar con la versión de Carmen: no es nada más que la solución de uno de esos estúpidos test de las revistas.

A B C B C A B C ¿c? A B B

Si corresponden al Supertest de la revista en la que encontramos la nota (lo más lógico es que así sea), Kate estaba interesada en saber qué clase de madre será. El título es: Mide tu instinto materno ¿estás preparada para tener rorros? (sic.) La suma de sus respuestas da treinta sobre ochenta, y éste es el diagnóstico de la revista:

Aún eres joven para pensar en ello pero
sabes que llegado el momento serás una
madre estupenda si te lo propones.
Eres lista y fuerte, consciente de que una
mujer tiene que decir aquí estoy
yo, en todos los ámbitos de la vida. Tu
independencia no se debe ver
interferida por tus ganas de tener hijos ¡Mucho
ánimo!

Debajo de las letras, Kate apuntó:

Independencia = frío
Aquí estoy yo... ¿dónde exactamente?

Y eso es todo lo que pone.

Carmen dice que no hay que darle importancia. Lo normal es que, a sus dieciocho, la chica no tenga ninguna gana de tener un hijo, y también es natural que eso la acompleje un poquito, sobre todo porque a esa edad es más fácil sentirse desgraciado.

Lo que me turba es que le estoy dando demasiada importancia. ¡Si vieran cómo me alegró ver la letra de Kate! De inmediato, pensé en Dillión, en Mayte, en aquel acantilado... incluso, y eso me avergüenza, me los imaginé a los tres en la cama.

Tengo claro que el próximo paso, si es que pretendo mantener la herida abierta, es ir a ver a Mayte, y que ella me cuente su versión. Carmen opina que debemos dejarlo todo como está. Ya veremos.

ZARABANDA 10/07

UN DÍA EN LA CAÑADA

En los alrededores de la jungla, a mano derecha, hay un poblado en el que los vecinos viven entre coches de lujo y desperdicios. Atraviesa el poblado una única carretera que termina cerca, por la que pasan los camiones que transportan aquello que debe ser expulsado de la ciudad. En las dos orillas hay socavones, arena y piedras, pero también zapatos sueltos, cajetillas de tabaco vacías, alambres, naipes, cintas de casete y otras cosas que nadie puso allí. Dos veces al día, un gitano viejo sale con un carro, cantándole a su burro si está de humor, y se cuela entre dos camiones, hasta que toma una vereda que los lleva hasta un tesoro de chatarra.

Unas horas antes, por la mañana, las madres del poblado se avisan para que los hijos de todas vayan a la escuela. La compañía avanza por las estrechas orillas y respira el hedor que los camiones dejan a su paso, las hogueras de la noche anterior se van consumiendo. Cuando vuelven sin sus hijos sólo algunos hombres siguen gandules entre las sábanas. El anciano desayuna y prepara al burro en relativo silencio.

A mediodía los hay que se acercan a las bodegas del poblado o a las tiendas, a la que es una sala de estar y a la que parece un centro comercial. Se hacen visitas, se reciben. Todo como en la ciudad.

El poblado se eterniza hasta la hora de comer. Muchos se han ido a la jungla o a la ciudad, a comprar hierros, a vigilar obras o a trabajar en cualquier otra cosa. Unos pocos atienden el negocio desde casa. En cierta forma su jornada nunca termina. Pero por la noche, cuando la hoguera está encendida, empieza el tráfico. Qué hacen, quién lo hace, en el poblado nadie sabe nada.

De entre las conversaciones que tienen los moradores de la Cañada, una se repite con frecuencia: alguien enumera las últimas VPO´s adjudicadas y otro replica que sus casas están muy bien, que en ningún piso se respira el aire que viene de Altomira, ese aire que dispersa el olor de la incineradora. El que quiere un piso termina sin saber para qué lo quiere ¿Dónde se encontraría así, a la una de la tarde, un día laborable, despreocupado de recibos?

Los del otro asentamiento ponen menos pegas para marcharse a las viviendas de protección oficial. Cada día una grúa desmonta la chabola de una familia, que ve el proceso desde el coche, el colchón en la baca, los papeles a mano. Los de la cañada tienen esas necesidades mejor cubiertas. Sus casas tienen veinte años y se han ajustado sobre sus cimientos como funcionarios experimentados hasta lograr una aceptable comodidad.

La chimenea preside el gran salón de linóleo por el que transcurren los días. Una cocina hecha con azulejos dispares, el baño lleno de cubos, y un par de dormitorios para todos, completan el espacio que distribuye el patio. Hay algunas diferencias entre esta chabola y la de al lado, unos ponen a la virgen de los remedios y otros el retrato de Camarón de la Isla, unos aíslan con tetrabriks y otros con hueveras.

Después de comer, las madres se unen a las siestas de abuelas y maridos. Duermen viendo los mismos programas que ponen en la ciudad. A esa hora pasan menos camiones y entonces se oyen las ráfagas de viento de Toledo, o, si la tele no está alta, se escucha silbar al gitano del burro. Cuando le llame su amiga, se tendrá que levantar para ir a por los críos, pero de momento sestea bajo el cuadro de Camarón, como cualquier otra tarde.

No está mal hacer lo de todos los días. Hay quien se queja de la rutina; no los de aquí. Claro que los hay que prefieren salir, pero no lo hacen porque piensen que en la Cañada se esté mal, aquí tienen cerca a los amigos, tienen su huertita, sus gallinas, un sitio para cada cosa… Están locos los que prefieren pagar un Perú por un apartamento de cuatro metros, existiendo esto.

Los habitantes de la ciudad creen que lo saben todo, piensan que la cañada es un sitio en el que sólo hay droga, no se imaginan que las madres esperen a sus hijos en la parada del bus, se imaginan que es un estercolero rodeado de ceniza. Creen que la naturaleza está hecha para que ellos la vean desde sus ordenadores. En la cañada casi nadie tiene ordenador pero cuando llega la temporada todos comen tomates. A los de la ciudad sólo les interesa porque allí se vende droga. Creen saber más de la vida.

En la Cañada están tan acostumbrados a que el sol se meta por donde le da la gana, que no miran cómo se esconde detrás de un cerro verde, enmarcado por la columna que nace de los hornos de la incineradora. Si está contento, el viejo se emociona junto al asno y vuelve silbando. Acaba la jornada para el burro y su compañero, no así para los holgazanes, que se desperezan a las ocho por última vez antes de encender la hoguerita e irse a echar el rato con los amigos. Los niños juegan en los patios de las casas. No hay parques ni columpios, aunque con tanta mugre se puede improvisar un castillo en un periquete. Lo peligroso siguen siendo los camiones, sin embargo a veces hay que cruzar la carretera para echar cuentas a los rumanos del campamento.

A las once están con sus hermanos viendo la tele de plasma. Todavía es tiempo de meter algunos paléts en la chimenea. De vez en cuando se oye un silbido. El chatarrero hace tiempo que duerme cerca de su animal, esta vez es un aviso. La jornada se termina allí como en otra parte del mundo. Los camiones de la ciudad descargan su basura y escapan a por más.

lunes, 15 de octubre de 2007

NEGRO SOBRE BLANCO, UNA NOTA

Vengo de pasar tres días en Hell´s Gate, mano a mano con Carmen. Teníamos la morbosa esperanza de encontrar algún secreto entre las hojas de las novelas que ojeó Kate, pero, como saben, la realidad ni pone ni quita. ¡Cuántas veces habrán deseado los isleños encontrar un tesoro bajo su casa! Conozco a más de cinco que socavaron el jardín sólo porque habían soñado, imaginado o “visto” un cofre herrumbroso repleto de doblones y tiaras, digno de Long John Silver o de Carmen Polo de Franco.

La realidad, digo, huele más a pollo quemado que a esmeraldas; no deja cartas en los libros pero, si lo hace, sigue siendo realidad. Hasta lo más irreal, lo ilógico o lo imposible gana a veces el galardón de lo verdadero: un día, por casualidad, un perro encontrará, debajo de sus huesos, un collar de perlas, y el amo que lo vea colgando de sus dientes, pensará que no puede ser cierto. Sin embargo, alguien (¿dios?), le habrá puesto su certificado, y lo habrá despachado para que lo gestionen los conductos habituales, vista, olfato etc.

Será tan real como que podemos imaginarlo.

Lo curioso es que, ayer, cuando revolvía unas revistas que quería para la vuelta, Carmen encontró la segunda nota de Kate, como si nuestro deseo la hubiese escrito y colocado allí. Fue divertido pensar que teníamos ese don, pero por nada del mundo me gustaría que eso ocurriera de verdad. Honestamente: prefiero ser un pelele al que la suerte menea .

jueves, 11 de octubre de 2007

LOS DISFRACES DE LA RAZA

No tan crío, me vestían de domingo para rezar a la virgen, cucurucho de altramuces y toda la tarde libre. Aquél era el paroxismo de la raza. No se hacían grandes alardes porque nuestra pertenencia era incuestionable, aunque en nuestro caso viviéramos más tiempo en Holanda que en España (“La pilarica os encontró en Ámsterdam” decía mi tía).

Hablaban de una gran gesta pero yo nunca la asocié a la simple realidad del desembarco, que me parecía más un asunto de piratas que una epopeya. Cuatrocientos tipos hambrientos y ambiciosos contra un manojo de indios desprevenidos. Lo natural es que fuera una masacre.


Bonita estampa de la conquista de América


Los alardes de ho, tienen que ver con cierta psicosis con respecto de su propia identidad que de un tiempo a esta parte aprecio en muchos españoles. No admiten aquello que para cualquier extranjero es tan cierto como el sabor de los altramuces: si se insinúa que el descubrimiento tuvo mucho de genocidio, se ofenden y lo llaman cruzada; si se dice que los musulmanes estuvieron siete siglos allí, lo niegan –o hablan de los visigodos-, incluso hay quien sigue defendiendo la legalidad de la invasión franquista.

En esta isla pocos saben que mañana se celebra el día del descubrimiento. Si alguien le dijera a un mulato, “oye, tienes que celebrar el día de la hispanidad”, éste seguramente le contestaría “bien ¿por qué no? siempre y cuando me den libre en el trabajo, y me digan de qué me tengo que vestir”

A algunos españoles les pasa lo mismo, les dan el día libre y se disfrazan de patriotas.

Lo malo es que se creen su disfraz. Repito que se trata de una especie de psicosis

miércoles, 10 de octubre de 2007

CIENTO Y PICO

El aspirante a poeta de la isla me regaló un habano. Anoche lo estaba fumando, en esta misma silla. Miré por la ventana. Se veía el perfil del oeste de la isla, recortado por las cuatro luces de las casas que construyeron los primeros hebreos. Di una calada de unos quince segundos.

Volví a mirar. En el paseo había una pareja de turistas. Imaginé su conversación:

[Él] Podríamos ser tan felices aquí.

[Ella] ¡Son tan mágicos los atardeceres!

En la bandeja de entrada había un correo del padre de Kate. Después de otro tiento al habano, lo leí. Era una nota de agradecimiento. Su tono me recordó el título de esa película de Charles Bronson, “fríamente, sin motivos personales”. La vieja escuela holandesa, pensé.

El puro se apagó.

Miré las estadísticas de este blog, miré por la ventana, examiné de nuevo la bandeja de entrada. Limpié con el cepillito de mi secretaria la ceniza que se había caído sobre la mesa y el teclado. Cerré los postigos de la ventana, apagué el ordenador y salí.

Así terminó el día veintiséis mil y pico, capítulo ciento diecinueve de “El Jacho”.

martes, 9 de octubre de 2007

BUENAS INTENCIONES

Edward G. Robinson haciendo de bueno en "Perdición"

La otra noche estábamos viendo “Perdición” en el Dvd, y nos acordamos de la vez que vimos “Fedora” (que también es de Billy Wilder) junto a Dillión y Mayte. Recuerdo que la novia del poeta me llamó gerente del crepúsculo por algo que pasaba en la peli. Si quieren un ejemplo de lo que considero que Mayte quería decir, fíjense en el personaje de Edward G. Robinson en “Perdición” o el de Jack Lemon en “El apartamento”.

Sean del género que sean, en las películas de este director siempre hay un sitio para estos antihéroes. Hombrecillos que no son ni muy inteligentes, ni muy valientes, ni demasiado honrados, cuyo único mérito es tener vagas buenas intenciones. Tipos de traje gris que fueron desapareciendo del cine conforme Wilder se fue quedando sin contratos.

Desaparecieron de las películas, pero en la vida ahí están, dispuestos a dejarle las llaves del apartamento al jefe, para que seduzca a la ascensorista depresiva.

Supongo que el sambenito que me colgó Mayte se resume con el refrán “de buenas intenciones está el infierno lleno”, pero a ella le salió de una forma más poética. Tal vez por eso, desde entonces, me identifico más con esos tipos paniaguados que Wilder retrató con ternura pero sin una gota de compasión.

Alguien tiene que encenderle el último pitillo al protagonista, aunque éste sea un sinvergüenza de primera categoría. Si me toca a mí, tendré a punto las cerillas. Va con mi naturaleza.

lunes, 8 de octubre de 2007

AL PAN, PAN

Si el perro levantara tres metáforas con su ladrido, el anfitrión, desde esa ciénaga no real en la que está apostado, dispararía, para entregarlas en un banquete ficticio de palabras.

Casi rezó para que no batieran sus alas nerviosas esta madrugada. Pidió que el perro se levantara afónico.

El perro cumplió su parte. Por eso lo llamó can.

Las metáforas saltaron.

Apuntó con su rifle y cayeron al suelo como pájaros heridos.

El can las encontró. Él las guardó en su morral.

No tenían buena pinta.

Serviría vino y bastantes entremeses para disimular su color ceniciento.

Lo mejor de la mañana fue el almuerzo, que no tuvo nada de metafórico.

Pan, salchichón, rioja.

viernes, 5 de octubre de 2007

ROSA ROJA, VIEJO VERDE

Son muy amables, pero tengo que confesarles que ayer pensaba hablar de Beatriz Rico, y sólo una especie de remordimiento burgués (¿se sigue utilizando esta palabra?) me impidió dar rienda a mi impulso salaz.

Carmen dice que soy un baboso por culpa de esa chica, en realidad, aquí en Saba, soy de los discretos. Sólo de vez en cuando echo un vistazo a una de las películas que reponen una y otra vez en la tele local, Tiovivo, El Lazarillo, Cuando el mundo se acabe te seguiré queriendo etc.


No es la Beatriz de Dante, pero ésta está viva

Raro es el bar o la tienda que no tenga una o varias fotos de Beatriz Rico amarilleando las paredes. No es que falten bellezones en The Bottom, lo que pasa es que ella tiene un estilo distinto, simpático, que nos ha cautivado a la mayoría. Tanto es así, que los Hassell quieren que venga para el quince de diciembre del año que viene, día que, como saben, celebraremos nuestro nuevo estatus de municipalidad especial; pero va a ser difícil. Seguro que está hasta arriba de trabajo.

Ya ven, el mundo se desploma y aquí estoy yo, hablando de las artistas como si tuviera quince años... La rosa es lo importante, cantaba un francés de mi época, y no es verdad, pero tampoco está de más dedicarle una entrada de vez en cuando, aunque al hacerlo uno se sienta un espía de jardín. Aunque la primera rosa del rosal se moleste (que espero que no)

DIAGONAL 10/07

Por cuestiones políticas la vuelta no pasa por Euskadi y solo roza de vez en cuando Cataluña, por el tema económico no viaja a las Islas Canarias, y por escasez de aficionados varias provincias apenas cuentan. En la tele da la sensación de que vemos la misma etapa desde hace dos décadas. Los abanicos tendrían que poner alguna emoción, pero no es así ya que no hay apenas viento (hubo en abril), las etapas de montaña son aperitivos tras los que se pican escasos segundos, las contrarreloj son aburridas. Quizá la culpa de todo la tenga la canción machacona de todos los veranos. Tal vez la cosa mejorara si pusieran temas de Schubert, o de los Ramones para tapar los tediosos cuarenta kilómetros de conexión.

Sólo el nombre, la vuelta, evoca el penoso trago del fin de las vacaciones, el regreso de corticoles y fascículos.

Quizá sea porque entonces estábamos en la flor de la vida, pero las vueltas de abril parecían mejores. Ahora ataca en periodo de depresión. El Tour llega en el momento álgido del año, con etapas intensas, con la créme de la créme; una vulgaridad, es la vuelta, un puro expediente, un trámite hasta Madrid.

Sastre y Samuel Sánchez se pusieron de acuerdo. Tiraron como si fueran del mismo equipo para desfondar a Cadel Evans en el puerto de Abantos.

Hasta ese punto le habían llevado echando el bofe. La rampa del Escorial fue la última tortura antes de la ascensión. El líder, Menchov, se enganchó a sus ruedas con facilidad, pero ellos contaban con eso. Evans, que venía cocido del Tour, reventó. Sánchez ganó la etapa y Sastre finalizó segundo en la general.

La noticia no ha traído nada nuevo. Para ganarse la vida, la gente regresa al trabajo, recoge la uva o da pedales. Así es septiembre. Tal vez mejorara si pusieran canciones de Schubert, o de los Ramones.

jueves, 4 de octubre de 2007

ANIMAL SOLIDARIO

Leyendo el blog de un amigo de España, me he enterado de que hoy es un día de homenaje a Birmania, mejor dicho, a aquellos que luchan por la libertad en ese país. Bien, por mí que no quede, siempre en defensa de la libertad, desde mi sillón de orejas; no hay nadie que me supere en ideas sensatas y justas, bueno, tal vez Ramoneda.

Lo de Birmania está muy mal, la pobre Aung San Suu Kyi, encerrada en su casa, ignoro si la recibirá, pero allá va mi solidaridad.

Me pregunto ¿cuánto durarán las injusticias? ¿Cuándo podrá Aung bajar al supermercado y volver a casa diciendo que sus congéneres son detestables? Porque en casa, desde mi sillón de orejas, la humanidad me parece mejor, y supongo que Aung le pasará lo mismo pero a lo bestia, multiplicado por los días de encierro. Habrá llegado a ese punto en el que es capaz de comprender a sus secuestradores ¡Hurra por Aung!

Aquí sentado, con un gesto entre el abatimiento y la indignación, planteo otra pregunta que nadie va a contestar: si para que vivamos como vivimos tienen que morir de hambre unas setenta mil personas cada día, ¿por qué consideramos que la humanidad ha evolucionado desde los tiempos del imperio romano? Me parece que, en proporción, no morían tantos esclavos, aunque puedo equivocarme.

Desde el sillón, creo que cada uno de los hombres merece ser salvado. Y así lo digo, y me identifico con su dolor y querría evitar que sigan sufriendo. Cuando bajo al supermercado, en cambio, cada precio me recuerda que hay setenta mil engranajes: si ellos mueren, yo vivo. “Mors tua, vita mea” decían los centuriones.

Debe ser que soy un animal, pero soy un animal solidario y, aunque haya poca diferencia, eso me hace sentir mejor.

miércoles, 3 de octubre de 2007

¡ES SPAM!


Asunto: RE:Help

Rusty Z. Shields me insta a que alargue mi pene. Lisa Light ofrece software. Una de sus amigas tendrá contactos en la casa Rolex, porque los vende a unos precios que ni el Pryca. Me atrae menos la oferta de Euro Vip Casino (no considero elegante perder cinco mil dólares con el pijama puesto)

Imagino que Rusty, Lisa, Lavonne Stark, Rigoberto Hunter y todos los demás, forman una comunidad feliz; que viven en una ciudad ignota del medio oeste de los USA, y pasan sus reuniones hablando de nosotros. Les da pena que tengamos cortos atributos, que miremos la hora en relojes Seiko, que no saquemos (todo el) partido a nuestros ordenadores.

Pero puede que no sea tal paraíso. Quizá su ciudad esté poblada de ludópatas adictos a la Viagra y al Prozac. Los hombres, monstruos con penes de cinco metros, retocarán con el photoshop sus viejas fotos de playas nudistas. A las mujeres se les quebrará la espalda por culpa de tantos bolsos de marca. Estarán saciados de sexo, engullirán toneladas de Lexatin y rendirán tributos al oro que cuelga de sus muñecas abiertas.

Imaginen que cada correo que mandan es un mensaje de auxilio. Tal vez sólo puedan expresarse así. Después de convertir sus sexos en tuberías, del oro y de los comprimidos, sólo les ha quedado la desolación, las pupilas quemadas. Si su pueblo es el infierno, da igual: nadie va a mover un dedo por ellos. Son elementos eliminados. Son Spam.

Rusty, Lisa y Lavonne están perdidos.

martes, 2 de octubre de 2007

EL QUE MANDA EN TELORIA

Recordarán que hace un par de semanas estuve en casa de una anciana moribunda. Ya se murió, fuimos al entierro, nos llevaron a su casa, estuvimos en un rincón escuchando los lamentos de las amigas y cuando nos íbamos se acercó la hija de la finada, señor Vilos ¿qué sabe de mi hermano?

Su hermano es un pieza. Según mi contacto americano está metido en el calabozo por drogarse o porque le pasó unas papelas a sus compañeros, no me quedó muy claro.

Le aseguré que la corona holandesa haría-todo-cuanto-estuviera-en-su-mano.

Me sonrió con el código de barras de sus dientes. Antes de marcharse nos dio un paquete lleno de empanadas y cecina de chivo.

Hassell, el racista capitoste de la isla, utiliza a menudo una frase: “cuando no sabes en qué piensa un pobre, ten por seguro que está pensando en comida” Hassell es un idiota, pero todos en el barrio de Teloria trabajan para él. Siempre coincide que el más despreciable es el que lo tiene más claro: pone la música y los demás ponemos la letra y el baile.

lunes, 1 de octubre de 2007

EL CLÁSICO LUNES

A C.
No caigo en la cursi tentación de llamar templo a esta modestia. Un pequeño refugio, si acaso. El bejuco que nos oculta el cielo ahora, no es suficiente, sin embargo, cuando descargan tormentas tropicales. Entonces buscaré cobijo en tu templo, o a lo mejor será una gruta la que tape nuestros amores de Dido y Eneas.

Me han aconsejado que coloque un pararrayos en el techo del chupano.

Para instalarlo tendría que quitar la parabólica, y sabes que me costaría renunciar a las églogas de los domingos. Prefiero cobijarme allí donde te encuentres. Templo o gruta, no escatimaré ofrendas. Por tu ara correrá la sangre del buey y la del carnero.

Hace tanto que no llueve que no he localizado las columnas de mármol (lo dejo para otro día) Aún no me he perdido buscando las cuevas de este bosque.

Pero me tranquilizaría saber que las encontraremos el día que la electricidad encienda esta modestia, cuando tengamos que salir en una balsa de aquí.

viernes, 28 de septiembre de 2007

ESTA NOCHE, BLUE MACON


Otis Redding (1941-1967)


Todos los años, por estas fechas, viene un grupo de Curaçao: Blue Macon and the Pitifuls que hace versiones de los temas que grabó el fabuloso Otis Redding. Como es frecuente en esta clase de bandas, la formación que tocará esta noche habrá cambiado con respecto a la que nos emocionó el año pasado aunque, en esencia, el concierto será muy similar.

Comenzará con los temas populares, My girl, The dock of the bay, Satisfaction etc. No es que sean malos, pero tienen algo de música promocional, por eso es mejor que los despachen rápido. Después llega el momento en el que Blue Macon presenta a sus Pitifuls.

Macon es un maestro de ceremonias de la vieja escuela, bromea, nos saluda a los habituales, introduce las canciones con un chiste o una anécdota que suele comenzar: “una noche estábamos tocando en Saint Paul...” O bien: “cuando Otis era un niño, allá en los estados del sur...”

Después, retoma el concierto con Shake y aborda las canciones más marchosas del repertorio, Mr. Pitiful, Security etc. Para cuando llega la primera balada, Cigarrettes and Coffe, los de la tercera edad ya tenemos el corazón dispuesto. Sad song es el preámbulo perfecto para las dos canciones de Otis que más me gustan, My lovers prayer y A Change Is Gonna Come. El año pasado se me saltaron las lágrimas con esta última. Miré de soslayo a Carmen y ella también estaba llorando, caían suaves y plácidos goterones en sus mejillas mientras murmuraba:

Lord I'm coming but I know
That changes gonna come

El recital termina con Try a little tenderness.
Para entonces, Blue ya ha sudado más de lo que es saludable en un hombre de setenta años y tiene que parar. El concierto no llega a la hora y media; se hace corto, pero nadie protesta. Blue promete volver y se despide hasta el año que viene. Hasta esta noche.

jueves, 27 de septiembre de 2007

ESTO NO ES UN JARDÍN JAPONÉS

La boloñesa es un arma cargada de futuro


Sin remedio, el escritor de blogs entra en crisis. Conforme pasan los días, el protagonista de un diario público pierde fuelle, le pasa incluso a los que son visitados (lo sé por que lo he leído en sus blogs) los mejores siguen esforzándose, pero muchos, igualmente buenos, abandonan.

Los jóvenes se dicen que escriben para pillar cacho, aunque después de doscientas entradas no se hayan comido un currusco. A mí, que ya estoy mareado de dar vueltas en el carrusel, me mantiene algo que pomposamente llamo la lírica de lo inútil.

Y dinos, Vilos ¿en qué consiste?

Que difícil lo ponen, definir la belleza de lo inútil cuando ni siquiera podemos asegurar que haya belleza alguna. Me centraré en lo inútil. Lo inútil es esto, lean una línea más y lo sabrán: no ayuda a pagar las facturas, no les curará si están enfermos, ni pillarán cacho, ni siquiera rascarán una miradita; esta línea no va a poner unos macarrones en la mesa. Si pudiera, los haría gratinados, pero no puedo.

Ya sabemos que es inútil ¿por qué insistir?

Bueno, ahí están los atardeceres, cada día hay uno y nadie se queja.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

MEMORIA Y ESQUIZOFRENIA

Conforme fuimos aprendiendo historia, en Holanda, creamos una leyenda del hombre que fue mi abuelo, un republicano que murió en el Ebro. Cuando regresaba a la Almunia me comportaba como un verdadero bocazas. Más de una vez abochorné a mis tías. Para mi inflamada adolescencia todos eran asesinos, cobardes y traidores. Los héroes habían muerto.

Mientras la Generalitat de Valencia financia el segundo valle de los caídos, el gobierno español ultima una ley de revisión histórica que eludirá aspectos importantes como la apertura de fosas y la anulación de los juicios sumarísimos del franquismo.

Sin una respuesta contundente queda la esquizofrenia.

¡Saquen a los cadáveres! Aunque huelan. No se pasen de prudentes.

¿Esto lo dice el adolescente que fui, o el diplomático que soy?

Podría decirlo cualquiera.

martes, 25 de septiembre de 2007

LA CARTA

Hay mujeres que se vuelven locas de amor y hay locas que aman, Mayte es de estas últimas. No vio en Kate a una enemiga. No podía odiarla ya que hacía feliz al poeta. La muchacha lo explica en su carta: fue tan dulce, la protegió tanto, le expuso tan delicadamente los deseos de Dillión, que nuestra joven holandesa se enamoró de ella, de una forma casera, callada. Fue inútil que Mayte intentara girarla hacia él, la chica ya había elegido su amor de verano. En San Martín, los tres, alcanzaron un consenso que apenas duró un par de días. Dillión (cito textualmente) “se volvió loco de celos”

Aquella noche, mientras daban un paseo por los acantilados del sur de la isla, el poeta las atacó. Estaba borracho. Golpeó a Mayte, derribó a Kate y quiso forzarla sobre la hierba mojada. Mayte le alcanzó la cabeza con una piedra. Fue suficiente para que Kate se zafara. Dillión se incorporó, grogui, y dio vueltas alrededor suyo. En un movimiento mareado, tropezó hasta el borde del precipicio. Kate se acercó, antes de que Mayte supiese lo que hacía, y le empujó: Dillión perdió pie, se despeñó y las olas se lo llevaron para siempre.

La carta la encontré hace una semana, en uno de los libros que Kate había cogido de la biblioteca de Hell´s Gate. Se despegó de las primeras páginas de “Orgullo y prejuicio”, y planeó hacia mis pies, como un avioncito de papel. Después de leerla, la hice pedazos y los eché en la barbacoa. Un gerente sabe cuándo tiene que dar carpetazo a un asunto.

ZARABANDA 09/07

LA JUVENTUD BAKALA ES EL PRESENTE

La historia da comienzo en los últimos años ochenta, en las periferias de Madrid, Barcelona y Valencia. En unos cuantos meses “La ruta del bakalao” pasa de ser la costumbre de un grupo minoritario a convertirse en fenómeno y motivo de alarma social. Los informativos dan con el asunto y contribuyen a su extensión entre grupos de chavales que todavía no conocen los efectos de la máquina y las drogas de diseño. Se entra en la década de los noventa al ritmo de la canción “Éxtasis” de Chimo Bayo, el primer y uno de lo pocos himnos reconocibles, una letra que enseguida se vuelve pop.


Los que renegaron de él en cuanto apareció no habrán cambiado su posición un ápice. Para ellos el bakalao era y sigue siendo, primero una horterada, segundo propio de macarras, y tercero consecuencia del “fin de la historia”, de la desideologización y del tupido velo con el que la sociedad de consumo tapa los llamados “problemas reales” de la gente. Hoy en día el movimiento está copado casi por completo de adolescentes con el pelo de punta y chicas con minifaldas, aunque hay que anotar que la adolescencia ha superado las limitaciones de edad y se prolonga en muchos casos hasta el absurdo. Lo que era un mercado poco estructurado a principios de los noventa, en la actualidad genera todo tipo de productos para el consumo y ocupa un amplio sector de la cultura.

No es una pastilla, es un piercing

Hace seis años, cuando las torres de la ciudad deportiva del Madrid no eran más que un proyecto, la revista “Camisa de fuerza” llevó a su portada la arquitectura bakala. La reforma del estadio Vicente Calderón o los nuevos centros comerciales plasmaron por primera vez el ideal de hijos de la transición que anhelaban un futuro barroco en el que el cristal superaría al ladrillo y los coches pasarían de los doscientos cincuenta con la máquina sonando a todo trapo. La película “Matrix”, una versión maquinera del ciberpunk, falló por diversos motivos en la conquista del bakalaero medio, que siempre ha sido partidario de una visión más simple del progreso.

“Corrupción en Miami”, en cambio, es la apoteosis de este movimiento en el cine. Su comienzo, un fiestón, da paso a un trepidante encadenado de macizas y paisajes exuberantes, disparos, fuerabordas, y otra serie de valores parecidos. Cada gramo del metraje está destinado para un solo tipo de consumidor: el que prefiere un buen espóiler antes que la Victoria de Samotracia. Aquellos a los que no les importe lo que es un espóiler encontrarán los diálogos pueriles, el guión absurdo y los personajes inequívocamente horteras; tal vez no valoren el virtuosismo de la cámara, y tal vez ni los propios bakalas lo ponderen en exceso, ya que ellos dan por hecho que las cosas que molan, molan porque sí. Ese es uno de los motivos de que no haya aparecido un teórico que fuera y siga siendo maquinero, ningún filósofo que plasme la ideología del movimiento en papel, ni ninguna novela que se haya ocupado de la famosa ruta entre las discotecas de Madrid y Valencia. Parece como si la cultura del bakalao sólo pudiera transmitirse puesto hasta las cejas en una fiesta.


Con esta película nos encontramos ante el manifiesto invisible de este grupo, invisible pero atronador. Una manifestación de ritmos y carnes prietas sin espacio para la retórica, algo parecido a una fiesta. En “Corrupción en Miami” concluyen varios procesos simultáneos que en su origen no tuvieron que ver con el bakalao: las tarjetas de crédito, los clásicos carteles que representan a una mujer y un Pegaso ayuntando a la luz de una luna psicodélica, la eclosión de Chueca, los videoclips, las videoconsolas, la liga de fútbol profesional, el tunning (en general todo lo relacionado con los automóviles), las pandillas latinas, la ropa de marca, el terrorismo internacional, etc. Todo eso cobra sentido en una sociedad necesitada de estímulos como la que defienden los bakalaeros.


El movimiento ha transcendido las discotecas y en cierta medida las drogas, para ganar popularidad. Quedan lejos los tiempos en los que lo dominaban grupos ultras que se autodenominaban nacional-bakalaeros. El intento por parte de unos cuantos partidos xenófobos se superó con la victoria aplastante de la estética sobre la política, cuando lo gay conquistó el derecho a la música de baile. Despojada de la amenaza de las ideologías, la imagen del bakala se transformó y los anuncios procedieron a moldear el nuevo canon. Los fachas podían escuchar techno, pero el movimiento le pertenecía a la publicidad. Hoy día se estima que el votante bakalaero es conservador y moderado, aunque no faltan simpatizantes de otros partidos ni abstencionistas por omisión o por convicción.


La influencia de la máquina es tan amplia que el término ya no define nada. Una investigación futura deberá llevar la búsqueda desde los pioneros, ese puñado de obreros con ademanes futuristas y problemas con las drogas, hasta lo que es el movimiento en la actualidad: un filón comercial y la propuesta de ocio que ha asumido el mayor número de jóvenes, jóvenes que también tienen ademanes futuristas y problemas con las drogas.


En conclusión, el bakalao ha superado los peores vaticinios del ciberpunk y ha convertido el ocio en una exposición macarra, inequívocamente “Kitsch”. La máquina ha vencido sin dejar rastro. Ha borrado las marcas de rebeldía que en algún momento distinguieron a la juventud, ha aniquilado la cultura del realismo, ha conseguido que abandonemos a la vez la esperanza de una regeneración y el catastrofismo, y nos introduce a su ritmo en el futuro perpetuo. Como en una novela de ciencia ficción, la máquina parece más humana que los humanos, o como dicen los “Daft Punk”, humana después de todo. Es tan obvio lo cutre que ha quedado el futuro que por fuerza nada que no sea humano es responsable de semejante presente.

lunes, 24 de septiembre de 2007

ALGO SE MUERE EN EL ALMA

No había vuelto a la finca desde finales de agosto. Apenas hago caso al campo, sólo trato de descansar y estoy aprovechando para reflexionar acerca de esta página, por qué la hago, para qué etc.

En el último post, por ejemplo, yo quería hacerle un homenaje a un amigo que perdí recientemente; no me gustan las sevillanas, sin embargo escogí esta canción porque es la que mejor expresa el sentimiento que me embarga cuando recuerdo a Dillión y a otros amigos que la vida me ha escamoteado. El caso es que, el viernes, cuando regresé a casa, Carmen estaba enfadada: lo había leído y le parecía una burla. Por el contrario, uno de ustedes se preocupa por mi estado de ánimo; dice, si no interpreto mal, que me torturo. Y puede ser que ambos lleven razón.

Leo otros blogs y los veo íntegros, claros, objetivos. En cambio al Jacho le falta honestidad, es críptico, serpentea ¿No hubiera sido mejor confesarles que el encuentro con los poetas del continental me había hecho recordar a Dillión? ¿Tenía que hacer el paripé de las sevillanas?

En fin, creo que Carmen acierta cuando dice que me deshumanizo. He pasado el fin de semana ensayando nuevas formas de hacerles llegar mis ideas. Creo que este post demuestra mi propósito de enmienda: no quiero que mi alma se muera de cinismo.

viernes, 21 de septiembre de 2007

SEVILLANA DEL ADIÓS

La “Sevillana del adiós” es probablemente la canción andaluza más conocida. Su letra, compuesta por Manuel Garrido y Manuel García, recuerda a las “cantigas de amigo” de la lírica galaico portuguesa y al recurrente tema mozárabe del “Habibi”. El Habibi es el amigo mayúsculo, objeto de devoción por parte del cantante; en la tradición, no es raro que éste se declare enamorado (suponemos que platónicamente) de su Habibi.

En esta Sevillana no se habla de amor, hay ya una voluntad de contención, llamémoslo recato, que se evidencia en la siguiente estrofa:

Un pañuelo de silencio a la hora de partir
a la hora de partir un pañuelo de silencio
a la hora de partir un pañuelo de silencio
a la hora de partir
A la hora de partir porque hay palabras que hieren y no se deben decir,
porque hay palabras que hieren y no se deben decir.

No conviene precipitar una opinión sólo porque estemos insertos en la era posmoderna; objetivamente, asistimos a una despedida intensa entre dos amigos ¿hay algo más triste y más hermoso? Esa alma machadiana en la que algo se muere no se alimenta de deleites terrenales, ni de manzanillas ni de salmorejos, sólo se nutre de amistad pura y sincera.


Pero la canción es estremecedora, no por el dolor del momento, más bien por el aroma de fatalidad, por el sello de lo irreversible. El amigo se va en barco, es decir, se va para siempre, en otras palabras, se muere. Esta interpretación se ve reforzada por el hecho de que no hay diálogo posible con el Habibi. Fíjense si no en la siguiente estrofa que, de tan desgarrada, es hasta perogrullesca:

Ese vacío que deja el amigo que se va

el amigo que se va ese vacío que deja
el amigo que se va ese vacío que deja
el amigo que se va.
El amigo que se va es como un pozo sin fondo que no se vuelve a llenar
es como un pozo sin fondo que no se vuelve a llenar


Puede que alguno diga que en el estribillo (No te vayas todavía) sí se produce una comunicación, pero a mi juicio, el autor se proponía evidenciar en él la desesperación del cantante. El resto de la canción no deja lugar a dudas, no hay amistad que sobreviva a la separación, no hay voluntad que doblegue al destino.

jueves, 20 de septiembre de 2007

NO BASTA CON ESCRIBIR BIEN

Al volver del suburbio me metí en la cafetería del Continental. En una mesa había tres poetas, los dos barbudos y un chico de quince años, en la otra esquina los siete restantes.

Está libre el puesto de poeta oficial de Saba y los barbudos hacen frente contra el líder de los siete. Los principales argumentos que tienen en contra suya son: que es muy feo, que se limpia las babas con la manga de la chaqueta y que nunca ha prestado su caravana a los amigos.

Se fueron los barbudos y el adolescente y me senté con los siete. El líder estaba migando una magdalena en el té, los lutos de sus uñas resbalaban hacia la taza. Repetía que su caravana era suya, que nunca la prestaba “¿Usted se bebería esto si escupo dentro? Pues tampoco duerma donde follo”

Los seis me pidieron que avalara la candidatura del líder al premio “Príncipe Claus” pero les dije que no podían contar conmigo. No porque sea feo, sino porque es un guarro. Imagínense qué pensaría de nosotros Beatriz de Holanda si le viera desmenuzando un bollo.