martes, 10 de julio de 2007

DANDO VUELTAS



Eran tal que así

Investigar desde la cama, obviamente, más bien es conjeturar.

Ni la propia Carmen se libra de mis sospechas. ¿No es cierto que lleva unos meses pidiéndome que cambie de vida, que deje de ser el viejo Cohaagen, ordenado, aburrido, cónsul, y me convierta en el dinámico capataz de otro proyecto de vida ? ¿No puede haberle agotado la espera?

Los que han seguido este diario puede que hayan pensado en Hassell. Como todos en la isla, sabe dónde compramos las gambas. Pudo verter su veneno. Tal vez las empleadas del consulado, pero lo dudo, su sueldo no depende de mí... Quizá el poeta, quizá su novia, Hassell el joven... Cualquiera encuentra razones para matar a otro, sólo sobra la ley.

No he avisado a Holanda. Mi secretario cree que se trata de una indigestión y lo más probable es que no sea nada más que eso. ¿Para qué molestarse en acabar con un viejo?

Pensar así no me consuela. No sé por qué espero la gloria de un final abrupto. Hay poca épica en una gamba rancia, y el resultado es más o menos el mismo. Es cuestión de forma. Un asesinato es un magnicidio. Temo a la muerte vulgar.

2 comentarios:

Javier Menéndez Llamazares dijo...

En este caso, igual sería un "gambicidio", ¿no?
Y ahora, ya no sólo es en Dinamarca, también "algo huele mal en Holanda".
Y es que ya lo avisan los gallegos: el marisco es para los meses con "r".
Que te mejores, y olvida las gambas de aguas calientes...

Vilos Cohaagen dijo...

Me da la sensación de que sólo puedo confiar en la gente de los blogs. Gracias, Javier.

Es curioso, nos hemos cruzado, yo estaba descubriendo cómo salvar mi alma (caso de ser un amanuense claro)