miércoles, 4 de julio de 2007

LA QUIETUD

Está enfadada, y no me extraña, mi mujer con la entrada de ayer, mejor dicho, conmigo. Intenté explicarle lo que ha desentrañado el habil comentarista Javier Pérez (al menos es lo que interpreto), que la inanidad es consustancial a la vida, que esperando acontecimientos se pasa el arroz, o peor, que se queda uno como esos que nunca se pasan, de plástico.

Todo esto viene a colación de un apunte de dicho comentarista en su blog acerca de las pasiones. Me he quedado con ganas de compararlas con un yo-yo, por su uso, pero basta de metáforas.

La vida no es un arrebato, esposa mía, menos mal. Desperdiciar la vida es un placer, es en cierto modo desperdiciar la muerte. Huyo del tráfago como huyo del trabajo, de este trabajo, y no veo nada heróico en ello, afortunadamente.

Los grandes proyectos, la vanidad, no han llegado a Saba, amor, "la modestia en el vestir se exige al entrar aquí" ponía en la puerta de algunos bares, antes. Que me haya quedado atrapado en esta islita no significa que fuera se esté bien. Y tiene otra ventaja: aquí no compito. Por eso la sensación de estar atrapado en Saba no está tan mal.

2 comentarios:

SyrianGavroche dijo...

Bonita reflexión, estoy totalmente de acuerdo, espero que se solucione el percance favorablemente.

Llegue a este blog de casualidad y la verdad es que me parece muy bueno, me apunto a próximas entregas.

Un saludo

Vilos Cohaagen dijo...

Gracias. Seguiremos intentándolo.