lunes, 30 de julio de 2007

EL INDESEABLE

El jodido tipejo sonreía –¿es necesario usar palabrotas?- sonreía con restos de quiche lorraine en las comisuras. Lo que más le gusta es el vino, siempre lo prueban los restos morados de su boca. Se nombró a sí mismo “el consuelo de las viejas” hace un tiempo, bebía brandy con las viudas, les cantaba boleros con una capa de color caramelo en los labios.

¿Porqué eres tan jodidamente pintoresco? ¿Qué haces en mi casa?

Sonreía y miraba a mi huésped, esa chica, Katherine, antes ya hablé de ella, de la misma especie, sin embargo, ¡tan distinta! De él también les he hablado, Hassell el joven, capataz de esclavos, cómplice y criminal.

Aléjate de ella.


Construía un camino junto a trescientos hombres más. Hassel acompañaba a su tío. Un haitiano intentó estrangularlo y fracasó. Dejaron su cadáver donde trabajábamos; le quitaron los ojos de las cuencas y se los enviaron a su familia en Haití. A raíz de aquello se hizo llamar Craso. Fue antes del consuelo de las viejas. Mucho antes.


Marco Licinio Craso antes de ser Laurence Olivier

2 comentarios:

RGAlmazán dijo...

Joder D. Vilos, cada día se vuelve Vd. más críptico. O soy yo que no me entero de nada. Algo pasa pero me quedo a medias, y eso no es bueno.
Sea Vd. un poco más clarito, por amor de Dios, aunque sabiendo que es un impío, no sé como me atrevo a invocar el nombre del Innombrable.

Salud y Repúblcia (aunque sea haitiana)

Vilos Cohaagen dijo...

Querido rgalmazan:

Lamento lo que me dice, uno intenta plasmar su vida pero acaba olvidándose del lector, contraviniendo a Jacobson y a quien se ponga por delante.

Esta mañana colgaré una pequeña guía de uso rápido, espero que eso aclare algunas dudas.

Un abrazo.