De lo que termina sin haber empezado: Nadie admite que llegado un punto del camino dio la vuelta y menos que se paró. Lo primero al menos se interpreta como un regreso al punto de partida, vende mejor. Preferir no hacerlo sigue siendo lo que era en los tiempos de Melville.
Bartleby, según google
Huida: hay pocos que se atrevan a reconocer que abandonan. En lugar de eso, corren. Se corre hacia donde sea, no importa la meta, se corre para verse correr.
En la curva mala de la carretera nueva: Pero estas notas se refieren a los que se detienen. Nunca llegarán ni se les espera. Si dieran consejos ellos serían los primeros en dudar de su valor. En el modesto jalón en el que se quedaron hay una patética brisa que les impide asfixiarse completamente.
Inasumible: joder tía me has dejado a medias. No me gusta la gente tibia. Ni chicha ni limoná.
Entre tanto: se siguen preguntando de dónde coño viene esa brisilla.
3 comentarios:
Calle Moby Dick, número 8. Juro que existe y por supuesto junto al mar para no encallar. ¿Hay algo sobre San Cois que debería saber?
Bueno, guapo, visto lo visto la tortuga se despide. No es del siglo y no sé cómo consiguió la dirección, pero mejor prevenir que curar. Que vaya todo muy bien y cualquier cosa le preguntas a tu sister-rubia.
Besos.
Una pena, tus motivos tendrás. No fui a San Cois aunque me dijeron que había ido gente de clase, concretamente el chus y Bárbara. Yo pensaba que eso ya no se estilaba, algún año tendremos que volver. En fin, chao chao.
Publicar un comentario