Saben, no me puedo quejar de cómo me han ido las cosas. Una mujer que me quiere, una de las mejores casas de Saba, un terreno en Hell´s gate (esto, aunque suene a Rimbaud se traduce en cien cabezas de ganado, una alberca, aquí no se llama así, pero me gusta la palabra, e incontables cocoteros y palmeras hasta donde alcanza la vista) y el cariño y la gratitud de mis vecinos. Disculpen si de vez en cuando me quejo, pero espero que comprendan que lo hago por mantener el espíritu de las bitácoras: gran parte de las que leo me dan tanta pena que mi forma de solidarizarme es contar que hace calor, o exagerar una indigestión. Puede que mi vida sea mejor que la del resto de los blogueros, pero nunca me verán jactarme de ello.
viernes, 27 de julio de 2007
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