jueves, 26 de julio de 2007

A CUARENTA Y TRES GRADOS

Los negros no salen hasta la noche. Toca que toca tambor y guitarra ¿hay algo más caluroso que el blues? Después ponen un cd y se cuecen bailando salsa (si se frotan: bachata) Desde mi lecho oigo los gemidos del callejón, no hay motivo para hacerse el simpático (otros tiran de escopeta), son las seis, falta una hora, me pongo en pie, ¿una hora para qué? ¡fuera de mi callejón!

En el despacho, mosquitos, es más difícil cazarlos que derribar un B52 tirándole besos. Si mueren es porque se estrellan contra el ventilador de techo, los veo sortearlo y no hago el trabajo que tengo acumulado. Últimamente no funciona bien, el ventilador. La jodida humedad de esta isla lo corroe todo.

2 comentarios:

RGAlmazán dijo...

Una temperatura ideal. ¿No ha escogido Vd. su destino? Pues apechugue, coño, que es un quejica.

¿Acaso los mosquitos no tienen derecho a vivir, los negros a bailar y los ventiladores a estropearse?

Se está haciendo Vd. un viejo gruñón.

Salud y REpública

Vilos Cohaagen dijo...

No digo que no, en todo caso sepa que preferiría vivir al lado de la guardia civil, ahora que no torturan.

Los mosquitos y los ventiladores viejos van con la isla, no se lo niego, pero los pesados que cantan debajo de la ventana le tocan a uno la moral, francamente. Le invito a que venga a la isla y compruebe cómo lo pintoresco se convierte en insoportable.

Un abrazo.