martes, 4 de septiembre de 2007

UN HORIZONTE DIFERENTE

Estos días es imposible pasarse por el hotel, uno corre el riesgo de perder una rodilla contra una samsonite. En los otros bares todo el mundo habla de la desaparición del poeta. Sé poco sobre el tema y si lo cuento me siento un traidor. Así que prefiero caminar por la playa.

Tenemos distintos horizontes según la nacionalidad del turista: para los japoneses la línea es un trazo efímero, los americanos optan por las rectas, en cambio los europeos, siempre tan pedantes, quieren ver un horizonte con formas irregulares para compararlo con nuestras barreras de coral.

Al margen de consideraciones temporales, yo no estoy muy seguro de mi viejo horizonte. Es como si esa línea también me ocultara algo. No puedo estar permanentemente con la mosca detrás de la oreja, pero es que me lo han cambiado, aunque no sé en que lo noto.

Menos mal que el sol se pone más o menos como siempre.

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