viernes, 21 de septiembre de 2007

SEVILLANA DEL ADIÓS

La “Sevillana del adiós” es probablemente la canción andaluza más conocida. Su letra, compuesta por Manuel Garrido y Manuel García, recuerda a las “cantigas de amigo” de la lírica galaico portuguesa y al recurrente tema mozárabe del “Habibi”. El Habibi es el amigo mayúsculo, objeto de devoción por parte del cantante; en la tradición, no es raro que éste se declare enamorado (suponemos que platónicamente) de su Habibi.

En esta Sevillana no se habla de amor, hay ya una voluntad de contención, llamémoslo recato, que se evidencia en la siguiente estrofa:

Un pañuelo de silencio a la hora de partir
a la hora de partir un pañuelo de silencio
a la hora de partir un pañuelo de silencio
a la hora de partir
A la hora de partir porque hay palabras que hieren y no se deben decir,
porque hay palabras que hieren y no se deben decir.

No conviene precipitar una opinión sólo porque estemos insertos en la era posmoderna; objetivamente, asistimos a una despedida intensa entre dos amigos ¿hay algo más triste y más hermoso? Esa alma machadiana en la que algo se muere no se alimenta de deleites terrenales, ni de manzanillas ni de salmorejos, sólo se nutre de amistad pura y sincera.


Pero la canción es estremecedora, no por el dolor del momento, más bien por el aroma de fatalidad, por el sello de lo irreversible. El amigo se va en barco, es decir, se va para siempre, en otras palabras, se muere. Esta interpretación se ve reforzada por el hecho de que no hay diálogo posible con el Habibi. Fíjense si no en la siguiente estrofa que, de tan desgarrada, es hasta perogrullesca:

Ese vacío que deja el amigo que se va

el amigo que se va ese vacío que deja
el amigo que se va ese vacío que deja
el amigo que se va.
El amigo que se va es como un pozo sin fondo que no se vuelve a llenar
es como un pozo sin fondo que no se vuelve a llenar


Puede que alguno diga que en el estribillo (No te vayas todavía) sí se produce una comunicación, pero a mi juicio, el autor se proponía evidenciar en él la desesperación del cantante. El resto de la canción no deja lugar a dudas, no hay amistad que sobreviva a la separación, no hay voluntad que doblegue al destino.

1 comentario:

RGAlmazán dijo...

¡Joder! Esta profundidad me produce escalofríos. El amor, la amistad, la despedida, la muerte...
Vamos que no se priva.
¿Adonde vamos a llegar si seguimos por este camino?
Qué quiere que le diga, demasiado tortuoso.

Salud y República