miércoles, 26 de septiembre de 2007

MEMORIA Y ESQUIZOFRENIA

Conforme fuimos aprendiendo historia, en Holanda, creamos una leyenda del hombre que fue mi abuelo, un republicano que murió en el Ebro. Cuando regresaba a la Almunia me comportaba como un verdadero bocazas. Más de una vez abochorné a mis tías. Para mi inflamada adolescencia todos eran asesinos, cobardes y traidores. Los héroes habían muerto.

Mientras la Generalitat de Valencia financia el segundo valle de los caídos, el gobierno español ultima una ley de revisión histórica que eludirá aspectos importantes como la apertura de fosas y la anulación de los juicios sumarísimos del franquismo.

Sin una respuesta contundente queda la esquizofrenia.

¡Saquen a los cadáveres! Aunque huelan. No se pasen de prudentes.

¿Esto lo dice el adolescente que fui, o el diplomático que soy?

Podría decirlo cualquiera.

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