jueves, 2 de agosto de 2007

NO PODRÁN PERDONARTE QUE SEAS ALTO

El viejo truhán, Juabina

Hay un músico en España al que detesté durante años. No soportaba sus gracietas cuando era un barbudo, ni después, cuando se subió en el carro del pelotazo. Lo lamentable del tema es que, en mi país de origen, si no te gustaba Sabina eras un facha o estabas muy cerca de serlo y el de facha era un grave insulto.

Afortunadamente, ni siquiera en España los absolutos se mantienen cien años. Sabina trascendió el mercado progre (por lo visto se codea con la realeza) y los progres superaron a Sabina, aunque hay que decir que todavía no ha aparecido un sustituto que alcance su nivel.

Porque Sabina, guste o no, es el único músico vivo de su generación; vivo en las listas de ventas y vivo para la juventud que ha enterrado hace tiempo y por este orden a Mike Rios, Victor Manuel, Ana Belén y Serrat. Los chascarrillos de Juabina siguen emocionando a adolescentes de todas las edades. Es preciso reconocer que consiguió trasladar a sus canciones una imaginería costumbrista que forma parte de la memoria sentimental de los españoles.

Hoy no me quedan fuerzas para detestar a Sabina. Pongamos que añoro los tiempos en los que España se dividía en “progres” y “fachas”. Me cuentan que la división perdura, pero que aquellos términos se han quedado obsoletos. Del viento de mayo del 68 sólo queda una ligera brisa, de sus bardos sólo sobrevive Sabina.

2 comentarios:

RGAlmazán dijo...

Sabina es Sabina, D. Vilos y a Vd. le encontraron en la calle. No sé si D. Joaquín es progre, macarra, descarado o todo a la vez. Pero seguro que Vd. sigue escuchando sus discos. Algunos verdaderos poemas que espero esté Vd. en disposición --si su oficio se lo permite-- de apreciar.

Salud y República

Vilos Cohaagen dijo...

Querido rgalmazan:

No me extraña que ud. defienda a Sabina, pero me ha sorprendido que no haya dicho nada de que haya defenestrado a Serrat, ¿ha pasado por alto esa línea? ¿ha preferido hacer mutis para no insultarme?

Salud y república española (holandesa no, que me juego el bigote)