miércoles, 7 de noviembre de 2007

SIN PRECEDENTES

Como una especie de Mussolini borracho de símbolos, se embarcó hacia su Etiopía.
Sin oír, sin ver.

¡Qué retorcida venganza, qué dolorosa fue!, ya que no se vengaron en él;
nadie le pidió cuentas, fueron otros los que pagaron los delirios de ese ridículo Aznar.

Y lo grave es que, años después, le escuece que le despacharan
–y eso me alegra, pero me aterra-
no recuerda que murieron.

Esa amnesia de bestia recalcitrante, no puede ser sino humana;
qué espantosa la mirada del culpable que quiere culpar a los otros,
qué otra cosa tiene más que rabia, esa mirada, nada.

Hablen de reconciliación por favor, repitan concordia, no remuevan.
Ya pagaron los del tren,
ya tuvieron sacrificio los iraquíes asesinados.
Que quede el consuelo de que aquélla postergó otras matanzas.

En cuanto al delirante, júzguenle, no es imposible.
Que no se pudiera juzgar a sus antecesores no sienta precedente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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