viernes, 16 de noviembre de 2007

HOLANDA, 16 DE NOVIEMBRE

Otra vez aquí, que se me parece a mi casa, de regreso a la de Andrés, él ya no está, murió, pero quedan sus retratos, el riguroso magistrado al que sus ayudantes –más ayudantes que colegas- homenajean con frecuencia. La novena de Mahler y la bandeja de quesos que nos han dedicado con gravedad, en el pequeño salón del colegio de abogados (Circe Denise era insólita como una farola en el gran cañón) me han puesto melancólico. Ya de vuelta he pedido que me encendieran el ordenador. Aún no quiero contarles la entrevista con el padre de C.Denise.

Entre los archivos de mi hermano, que permanecen en los primeros puestos del procesador, en las carpetas del escritorio, casi siempre nombrados según el número de expediente; hay uno que en seguida atrae mi atención, el único escrito en español, una especie de ensayo, o más bien, el índice de un ensayo, fragmentado por numerosas notas al pie y comentarios que flotan en bocadillos rojos. Se titula, La Historia vista por los primogénitos. He separado un párrafo de la introducción:

“Corresponde a quien abre este libro para leerlo, determinar si considera anecdótico el enfrentamiento entre miembros de una familia por alcanzar un fin que ambos consideran su herencia. La primogenitura es el fundamento del derecho divino, ha dado pábulo a las monarquías, y ha sido utilizada por las religiones para calmar o alterar, comandar o contener, según las circunstancias de la época. Este simple aficionado pretende alumbrar, con los métodos actuales, los misteriosos motivos que separan y unen (de un modo que a menudo es peor que la separación), a los hijos primero y sucesivos de una misma rama, y cómo la entrada de las relaciones fraternales en la literatura, la religión, y en definitiva, en la cultura de los pueblos occidentales, es el síntoma el fin del periodo clásico y anticipa la enorme preocupación medieval por este tema”

Y después de leerlo, de echar un vistazo al resto del archivo (confieso que buscando mi nombre o alguna referencia a nosotros), me he echado a llorar, como un anciano lánguido que empapara las cuartillas de una última carta.

Ya ven qué tonto me pongo cuando estoy en Europa.
El lunes nos vamos a España. Circe y su Mp4 nos acompañarán.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gentil Vilos,

¿Está usted bien?¿Anda por ahí? este largo silencio, tan inusual en usted, empieza a preocuparme.

¿Llegaron bien a España?¿Qué tal las alubias, el cocido, el jamón y resto de embutidos?¿Salieron ya de España?... Y sigue usted sin contarnos nada sobre el encuentro de padre e hija...

Sr. Vilos, espero que todo esto se deba a la falta de tiempo que implica viajar y que las próximas noticias que recibamos suyas sean prontas y buenas.

Reciban un cordial saludo su santa señora y usted.

Sra. de Jarl