Durante el día que no existió se cometieron crímenes, aunque las autoridades no emitieron comunicado alguno ni evaluaron el grado de abyección de los desalmados que se negaron a reconocer que aquel día no era como los demás. Se vendieron productos, no siempre invisibles, y los periódicos salieron, compuestos con noticias de días que si habían existido, de ayer o de mañana. Pero todo eso no justifica que existiera, porque antes de que hubiera calendarios hubo crímenes que nadie fechó, se intercambiaban productos sin caducidad estipulada, y las noticias no se clasificaban arbitrariamente: no había un día de la tierra, o un día de los hongos y eso que los hongos y la tierra existían hacía mucho tiempo.
Una pareja que pensaba que ese día existiría se despertó. Desayunaron y se despidieron, y cuando llegaron al trabajo, un director de recursos humanos y un gerente les invitaron a pasar el día en la oficina; los jóvenes, separados por paneles de esos que se colocan entre los escritorios, actuaron como si hubieran estado juntos, de forma que compartieron distantes el tibio bienestar de un no-día inédito, semejante a cualquier otro, rutinario, pero profundamente distinto.
Hay escépticos que niegan la inexistencia del lunes 30 de abril de 2007, que recopilan datos que supuestamente prueban que ese día sí ha existido: los periódicos, los tiques de los artículos que se vendieron, correos electrónicos, faxes enviados etc. Pero todos los que rechazan ese lapsus del calendario lo han hecho en los días sucesivos: nadie reivindicó la normalidad del día ese mismo día, y eso es a lo que nos agarramos los que no aceptamos que el 30 de Abril existió.
Una pareja que pensaba que ese día existiría se despertó. Desayunaron y se despidieron, y cuando llegaron al trabajo, un director de recursos humanos y un gerente les invitaron a pasar el día en la oficina; los jóvenes, separados por paneles de esos que se colocan entre los escritorios, actuaron como si hubieran estado juntos, de forma que compartieron distantes el tibio bienestar de un no-día inédito, semejante a cualquier otro, rutinario, pero profundamente distinto.
Hay escépticos que niegan la inexistencia del lunes 30 de abril de 2007, que recopilan datos que supuestamente prueban que ese día sí ha existido: los periódicos, los tiques de los artículos que se vendieron, correos electrónicos, faxes enviados etc. Pero todos los que rechazan ese lapsus del calendario lo han hecho en los días sucesivos: nadie reivindicó la normalidad del día ese mismo día, y eso es a lo que nos agarramos los que no aceptamos que el 30 de Abril existió.
2 comentarios:
querido jacho. te mando unas páginas de internet. respecto al nombre de tu blog: http://www.reservadepalabras.org/
apadrina-listar.php?palabra=jacho
otro de interés es: http://www.escueladeescritores.com/
saludos
Hola Vilos, veo que has comenzado hace muy poquito el blog y que, en efecto, no hablas de Queneau! Pero tengo verdadera curiosidad por saber por qué elegiste ese libro... Escríbeme si quieres: cuartodemaravillas@gmail.com, o visítame, ya sabes dónde está mi Cuarto.
Saludos!!
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