Dos finalistas en las últimas ediciones de la Champions y tres en semifinales de 2007 demuestran hegemónica a la competición inglesa, la mejor organizada y posiblemente la más atractiva de las que se ven por televisión. El otro equipo que disputa el entorchado es el Milan de Berlusconi, que repite una temporada más entre los gallos europeos, a pesar del intenso ruido que provocó la sentencia del caso de las escuchas telefónicas.
De los cuatro, el Manchester United es el que tiene fama de practicar mejor fútbol porque le metió siete a la Roma en el partido de cuartos. El codiciado Cristiano Ronaldo es la fantasía ibérica de los de Ferguson. Junto al portugués se batirán el cobre los Neville de toda la vida y alguno nuevo que pondrá mucho arrojo. El Chelsea no tiene un figurín como Ronaldo, aunque su enorme inversión lo acerca al triunfo en base a la lógica del mercado. Un peldaño financiero más abajo, pero también tecnificado hasta las cachas, está el Liverpool del estudioso Benítez.
Estos tres equipos han tumbado a sus rivales con los viejos ideales de las islas. A lo largo de la temporada sus jugadores han disputando cada partido con fervor. Cuando vinieron mal dadas, la voz de los hooligans rugió como una sola, y los entrenadores lograron disponer en las áreas redes que todavía nadie ha desmadejado. Chelsea y Liverpool son los equipos perfectos, al Manchester este año le ha tocado el papel de sano aspirante, el de los equipos británicos de siempre.
Es una época dorada nueva a la que el márketing asiste entusiasmado, bendiciendo a los clubes con ofertas desmesuradas. Hasta el momento no han logrado extrapolar los éxitos a su selección, tan experta en fracasos como la española, pero eso será un asunto menor para los que levanten la copa dentro de unas semanas.
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